Don Bosco: Profeta de la juventud en el mundo
El próximo 31 de enero se celebra la Fiesta de San Juan Bosco, Patrono de la Juventud. No obstante haber pasado 8 años de formación espiritual, humanística, filosófica, y psicopedagógica con los jesuitas entre los 18 y los 26 años de mi vida, me considero una cosecha de los salesianos en los años de niño, pre- y adolescente en aquella Moca de los años 50. Me incorporé desde muy niño a la tropa de Boys Scouts que dirigían los salesianos Padre Andrés Nemeth y el Maestro Coadjutor Luis Breda (quien fue traído de Italia como Maestro constructor del Templo Sagrado Corazón de Jesús que se iniciaba a principio de los años 50). En esa tropa estaba tambien mi hermano mayor Juan Manuel, y allí se fraguó también su vocación al sacerdocio, ingresando primero al Seminario Santo Tomás de Aquino y luego marchando al Noviciado Jesuita que se encontraba en aquel momento en La Habana, Cuba.
Ese fue el mismo padre Juan Manuel Montalvo Arzeno, S.J. que falleció a los 42 años, luego de rendir 10 años de servicio en la Madre y Maestra de Santiago y como Maestro de Novicios de los Jesuitas. Ambos respiramos desde muy temprano en la vida el espíritu salesiano asistiendo noche por noche a aquellas “sesiones” de formación humano-cristiana y de participar en paseos y excursiones a los campos y ríos de la zona (río Jima, Bayacanes, Salto de Jimenoa, etc) Recuérdese que en tiempos de la dictadura de Trujillo los paseos a montes altos (como el hoy pico Duarte) estaban vedados por razones obvias.
Conservo fotos mías (siendo un niño de apenas 5 y 6 años, y de mi hermano de 11, 12 y 13 años, ataviados con el uniforme de Boys Scouts en aquellas paradas con nuestra pequeña banda de música compuesta por cornetin, flauta y redoblantes desfilando por el pueblo para darle lucidez a las fiestas patronales del pueblo y todo lo que giraba en torno a la parroquia del Corazón de Jesús, que antes de la construcción de la nueva Iglesia era un caserón de madera cuyo párroco era el padre Antonio Flores.
Nunca podré olvidar a aquel sacerdote salesiano, el padre Adan Haub, quien pasó varios años en Moca teniendo yo 11, 12 y 13 años, y siendo monaguillo. El padre Adan se dedicó a trabajar con los monaguillos en su formación humana y cristiana.
En una casita cercana a la parroquia nueva y a la entrada de la casa de Leonte Schott teníamos reuniones de formación 2 y 3 veces a la semana al atardecer. Luego el padre Adan se marchó a Cuba y luego me enteré que se retiró a su ciudad natal Franfurt (Alemania) ya enfermo donde murió y reposa en el cementerio de allí. Tengo como propósito visitar su tumba, si algun día paso por esa ciudad.
Gran parte de los niños y adolescentes de aquella época giraban alrededor de aquellos religiosos consagrados a llenar el tiempo libre (noches y fines de semana). De allí salieron una pléyade de muchachos que luego fueron ciudadanos con el sello característico salesiano. ¡Cuánta falta hace hoy en día dondequiera que haya una comunidad salesiana una tropa de Boys Scouts colaborando con la protección del medio ambiente, cultivando valores de familia y de vida cristiana! Hay que reconocer que en Moca los salesianos siguieron trabajando en esa línea: basta recordar al inolvidable padre Vicente en la década del 60 y principios del 70, fallecido a destiempo en un accidente, a quien se considera el Padre del Futbol mocano.
Pienso que esa epidemia de las drogas que nos ahoga hoy en dia, más que centros de rehabilitación (que tembién son necesarios para tratar casos ya envenenados), lo que urge son organizaciones de prevención lidereados por personas carismáticas para trabajar en el corazón y en la mente, aun maleables, de los jóvenes, ¡y quién mejor para esta labor que los hijos de Don Bosco, quienes han sido dotados por carisma del Espíritu Santo y por formación y aprendizaje para trabajar con jóvenes!