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EL BULEVAR DE LA VIDA

“¡…Hasta Dios lo ve!”

LA TENTACI”N DEL ESPECTÁCULO

Como el resto de Occidente, los dominicanos vivimos en “la civilización del espectáculo”; esa, donde todo se banaliza y relaja; desde el debate mediático de los problemas nacionales, hasta la política en general y las elecciones en particular. Hasta la Justicia se ha banalizado al punto de que ahora es reina la (IN) justicia mediática y juicios se ganan ya en los platós de televisión y la cabinas de radio. Sin embargo, admitido como válido todo lo anterior, en el caso de los sobornos de la constructora Odebrecht los dominicanos no tenemos que pasarnos de “cherchosos y faranduleros”.

EL DESMONTE

Es reconociendo nuestra vocación cherchera, que uno advirtió aquí el martes, que este caso es una gran oportunidad para comenzar a desmontar el entramado de corrupción que Trujillo creó; Balaguer y el PRD/M democratizaron, y, finalmente, el PLD amplió y perfeccionó. Pero la tentación de quedarnos en las ramas entre chismecitos y enemigos preferidos existe. Por eso la advertencia al Ministerio Público. El Caso Odebrecht es una muestra, y es la expresión de una vieja cultura de financiación ilegal de nuestra clase política, que sirve además para que cada partido que llega a ser gobernante cree sus ricos, y eso pasa desde Lilís hasta ayer, sólo que ahora es que ha tocado el fondo, con apoyo de la justicia del Imperio garantizado. (Y es que salvo tu olvido, “lo mucho hasta Dios lo ve”.

SE REINVENTA O MUERE

En lo que tiene que ver con IMPUNIDAD, poco nos queda por ver a los dominicanos, perdida ya la capacidad de asombro. Esa es la razón por la que el pasado martes escribía uno en esta casa que la marcha del domingo es mucho más que una marcha, porque es también, y sobre todo, la indignada peregrinación -con mea culpa y cristiana contrición- de una ciudadanía que de algún modo ha sido partícipe directa o indirectamente, corresponsable minoritario por acción u omisión de todo lo ocurrido aquí desde los amores de Leonor de Ovando hasta ayer, como a las cinco. No olvidemos que del 70% de los dominicanos que votaron en las elecciones de mayo, el 97% lo hizo a los dos grandes bloques que encabezan el PLD y el PRM: o sea, la partidocracia reinante que, por cierto, tiene hasta el 2020 para reinventarse o morir. Pero, perdón que ese es otro tema.

“Pero el cadáver, ay, siguió muriendo...”

El caso Odebrecht es una gran oportunidad, no solo porque se trata de una investigación original de la justicia de Estados Unidos y la de Brasil, sino también porque esta vez no se trata de un solo nombre y un solo partido sino de toda una clase política que jugó al arte de lo posible pero sin antes apostar a lo imposible, y que desde 1966 o antes comenzó a montar su tingla’o boronero, corrupto y clientelar. Y así se ganaron elecciones nacionales, provinciales, municipales, en blanco, rojo o morado durante todos estos años, “pero el cadáver, ay, siguió muriendo...”.

“...HA NACIDO UN COMPROMISO...”

La marcha ha de servir para protestar por el ambiente de impunidad que en el país se respira cada vez más y desde hace medio siglo. Ella deber ser cívica protesta, mea culpa, cristiana contrición, ya dije, pero también deber ser compromiso. Al fin, las palabras que no sustentan los hechos se las lleva el viento, y entonces ellas son apenas poses de “verllover”, o en el peor de los casos “resentido gadejo”, que matará el tiempo. Que aquí quede el llamado. Vengan sí, “entren tó”, “que se abran todas las ventanas”, “que ahora es” “a paso de vencedores”. Vengan, que en ella caben todos: héroes o charlatanes, dignos o dignatarios, proxenetas del desastre o profetas del delirio; todos caben: rubias de armas tomar, ay, o morenas de caderas para vivir. Vengan todos. Formales o impresentables, obsesos o descuidados, difamados y difamadores, víctimas o sicarios, nuevos ricos o viejos pobres, pero vengan, para que se entere TODA la partidocracia reinante que, incluso, sus votantes de toda la vida, le están diciendo: ¡Basta!

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