EN POCAS PALABRAS…
El respiro de los fondos buitres
Los bonistas de los llamados “fondos buitres” de la deuda argentina han respirado de su agonía de varios años pendientes de pago después de ser acreedores del 7% de la deuda reestructurada entre 2004 y 2010 a la que este grupo no quiso aceptar los términos de dicha reestructuración financiera con la banca internacional. El nuevo gobierno de Mauricio Macri decidió poner término a esta disputa que llevó al país sudamericano a quedarse fuera de los mercados financieros por un buen tiempo. El gobierno de Macri hizo un pago de $9,300 millones de dólares para saldar deudas acumuladas con los llamados “fondos buitres”, nombre adoptado por ese grupo de bonistas que rehusaron plegarse a las condiciones negociadas entre el 2004 y 2010. Este saldo se dividirá pagando $6,200 millones de dólares a los bonistas que firmaron un acuerdo con el gobierno argentino antes del 29 de febrero de este año; y el resto, los $3,100 millones serán girados a una cuenta de fideicomiso en The New York Bank, a los que firmaron después de esa fecha. Argentina vuelve ahora a ser sujeto de crédito después de solventar con estos acreedores el restante de los pagos de la deuda reestructurada. El pago contó con la aprobación del Congreso, controlado por la oposición. Macri de tendencia liberal, tan pronto se juramentó el 10 de diciembre del 2015, dictó entre sus primeras medidas de choque económico, liberalizó el tipo de cambio del peso argentino, devaluando la moneda en aproximadamente entre 30-40%. La administración de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, había rehusado continuar con las exigencias de los propietarios de los “fondos Buitres” o holdouts, como se le conoce en la jerga financiera de Wall Street, tras considerar dichas presiones como un atentado a las finanzas públicas de la Nación. No obstante, hay que reconocer que Fernández de Kirchner, intentó sin éxito salir del problema que afectaba el crédito y la imagen crediticia de Buenos Aires. En estos dos últimos años de disputas entre los bonistas y los organismos financieros oficiales argentinos, un juez del Distrito Sur de la ciudad de Nueva York, Thomas Griesa, jugó por igual un papel protagónico cuando dictaminó medidas cautelares en contra de Argentina y a favor de los bonistas. Esta columna en varias oportunidades se refirió a este sonado caso.