Opinión

EL CORRER DE LOS DÍAS

Rupert Sheldrake y el espejismo de la ciencia

MARCIO VELOZ MAGGIOLOSanto Domingo

La ciencia puede ser espejeante y seguir siendo ciencia. Puede parecer insólita, hasta cuando se manifiesta viniendo del pasado para incidir y explicar el presenta. Hace solo unos días una hipótesis de Einstein resulto cierta, salto hacia la prensa y a los medios de comunicación y confirmó la presencia de ondas magnéticas que desde siempre han existido y que aunque no estábamos conformes con aquello que era solo una teoría, los científicos, alborozados, revalidaron.

Rupert Sheldrake, ha tratado de demostrar algo parecido como sería una memoria universal que se transmite a cada especie y puede lograr algunas modificación al través de una memoria genética, si ello cabe como explicación del cambio que puede producirse en la conducta, si así puede llamarse, de objetos, cosas y seres que para ser como son necesitan de un refuerzo formativo que el autor llama morfogénesis y que tiene como origen el contenido de la creación misma, y la memoria celular de todas las especies y modelo vivos como de modelos aparentemente invariables.

Sheldrake es biólogo con varios libros y una serie de alumnos que siguen su hipótesis- El más contundente de sus argumentos y a partir del que elaborar su tesis sobre la morfogénesis es la prueba hecha sobre ratas que durante mucha dificultas el paso de un intrincado laberinto en Inglaterra, y de otras de la misma especie que lo hicieron en Melborborne, Australia en pocos segundos, mostrando que las experiencias modificadoras de una especie, pueden transmitirse a la misma sin estar en contacto material mediante posibles ondas existentes que influyen en cada especie, y aun en formas geológicas como los cristales como lo demuestra el estudio de la cristalografía.

Investigador de la Royal Society. Para muchos, por sus ideas, es una especie de revolucionario Galileo que podría ser candidato a la hoguera.

“... pur si muove”.

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