Opinión

Los fundamentos de la Ideología de Género

P. ROBERTO A. BRISMAN P.Santo Domingo

Actualmente nos hallamos en un momento histórico en el que, bajo la influencia de la corrección política marcada por la opresión de la imperante ideología de género, expresiones como hombre, mujer, padre, madre han perdido su sentido teológico-antropológico y se encuentran vacías de contenido, borradas por una idea de identidad absoluta e intercambiabilidad entre los sexos que lo inunda todo, desde la educación en las escuelas, hasta el contenido de las leyes.

El intento de vivir sin una identidad, masculina o femenina, está provocando frustración, desesperación e infelicidad entre muchas mujeres y hombres incapaces de ir en contra de su propia esencia. Hay una fuerte y profunda crisis de identidad en la sociedad contemporánea en los países más desarrollados, pero esta crisis ya ha llegado y se está instalando en las sociedades llamadas del tercer mundo.

Lo primero que tenemos que saber es qué es una ideología: “conjunto de ideas (cerradas) fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, una colectividad o época, y tiende a conservar o transformar el sistema social, económico, político o cultural existente”. La ideología es una herramienta de control social para despojar al ser humano de su libertad, transformándolo en parte de una masa manipulable. Ahora, ¿qué es la ideología de género?: “es un sistema de pensamiento cerrado que defiende que las diferencias entre el hombre y la mujer, a pesar de las obvias diferencias anatómicas, no corresponden a una naturaleza fija, sino que son unas construcciones meramente culturales y convencionales, hechas según los roles y estereotipos que cada sociedad asigna a los sexos”. Dicho en otras palabras, el sexo es algo accidental. El Papa Benedicto XVI, refiriéndose a esta filosofía de género, dijo: “El sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar personalmente de sentidoÖ El hombre niega tener una naturaleza preconstruida por su corporeidad, que caracteriza al ser humano. Niega la propia naturaleza y decide que ésta no se le ha dado como hecho preestablecido, sino que es él mismo quien se la debe crear”. La raíz de esta ideología es la filosofía nietzscheana: “Todo está conformado por nuestra voluntad; por lo que la realidad es obra de cada cual; hemos matado a Dios y ahora sólo quedamos nosotros. Nada nos puede determinar: sólo yo decido quién soy y lo que soy. Pero nuestra voluntad no es voluntad de existir, sino es voluntad de poder, de prevalecer”. ¿Por qué utilizan la palabra género en vez de sexo? Porque el término sexo hace referencia a la naturaleza, e implica dos posibilidades, varón y mujer; mientras que el término género procede de la lingüística y permite tres variaciones, -masculino, femenino, neutro, y muchas más. No existe sexo, sino género: roles adquiridos.

La ideología de género busca transformar, reinventar, reconstruir lo natural, no lo artificial. Es una ideología totalmente antinatural. En todo esto subyace un interés económico e ideológico. También se puede decir que la “ideología de género” es, en sentido estricto, ideología política, que tiene como objeto la conquista del poder por parte de la mujer. Sus más versados exponentes son Carl Marx, Sigmun Freud, Jean Paul Sartre, Michael Foucault, Jacques Derridá, Simón de Beauvoir. Éstos pretenden destruir o de construir la misma feminidad porque la mujer, -como categoría-, es un invento de los varones. Prima la cultura sobre la naturaleza. Simón de Beauvoir destruyó la maternidad; Frida el trabajo de ama de casa; Derridá el comportamiento sexual de la mujer; la nueva identidad alemana de la ideología de género quiere destruir hasta la misma identidad femenina, porque el género (lo sexual) es performativo: es algo que se va haciendo a lo largo de toda la vida y que depende de la voluntad del sujeto. No existe identidad sexual definida, normativa. El sujeto se define a partir de su práctica sexual, que es acción política: practicar el sexo es practicar la política: no hay normalidad sexual y la acción política liberadora consiste en la elección libre de la identidad de género, permanentemente cambiante. Hay que redefinir la sexualidad: el binomio heterosexual-homosexual es una producción homofóbica; así como el binomio hombre-mujer es una producción sexista.

Quienes defienden y promueven esta ideología parten de la base de que no existe una ley natural. El sexo, según esta ideología, no es algo que venga dado por la naturaleza o por Dios, sino que es más bien una opción de la persona. Lo que determina el género es la educación. De aquí sale el que para éstos es más conveniente hablar de “género” que de sexo, porque lo que cuenta es el género humano, mientras que el sexo cada uno lo construye o decide voluntariamente a cual pertenece o quiere pertenecer: puede cambiar voluntariamente de sexo cuantas veces quiera; no es necesario que se opere o haga tratamientos con una repercusión física; simplemente basta que exprese esa voluntad y se le tiene que reconocer hombre o mujer en función de lo que la persona manifieste. Es decir, es una autoconstrucción de la persona y no es algo que venga dado. Es de Simone de Beauvoir, en su obra “El segundo sexo” (1949), la frase “mujer y hombre no se nace, sino que se hace”.

El autor es Sacerdote católico Arq. Sto. Dgo.

Tags relacionados