ORLANDO DICE

El uso de la "L" en acto de Abinader se carga a Leonel

¿DE LUIS O DE LEONEL?.- ¿De quién fue la idea de que el diputado Víctor Sánchez de Azua mostrara una L en el acto de ingreso al PRM o de proclamación de su candidatura a Senador por este partido? A Luis Abinader, el beneficiario primario y directo, hay que dejarlo fuera, pues no sabe de marketing, y todavía peor: no le interesa. A los dirigentes del Partido Revolucionario Moderno por igual, ya que no solo viejos y cansados, sino que hace mucho que no paren una idea original. Los estrategas tampoco, incluyendo a los extranjeros, que se entretienen haciendo muñequitos en las redes. Sin embargo, la L impactó, llamó la atención, y entre suposiciones e intrigas, el mar amenaza con tomarse de la playa, y ni los bañistas ni las casas cercanas adviertan el peligro. La idea, entonces, fue del diputado Sánchez, quien no solo vendió su alma a Abinader por una candidatura a Senador, sino que aporta a la campaña una marca ajena: la de Leonel Fernández, creando una confusión que deberá aclararse. Fernández necesita, si acaso, unos cuantos Cirineo, pero no romanos que lo golpeen y le hagan más difícil cargar la cruz…

EN PLATO HONDO.- El caso del diputado Víctor Sánchez es de lo más interesante, ya que ilustra la farsa de la actual campaña electoral (no declarada), en la que se compra y se vende sin postor. Nadie va ni viene sin una compensación que muchas veces supera el valor de mercado. Los que vienen exigen que se les reciba con el pan de una candidatura debajo del brazo. Los que se van, lo hacen porque lo despojaron de una tetera que creían en su boca. Sánchez sirve de ejemplo de lo primero, Héctor Guzmán de lo segundo. Pero los casos se multiplican, y serán tantos como para constituirse en característica del proceso. Fidel Santana, un hombre de ideología, solo se convenció cuando llegó la hora del reparto. Los Dominicanos por el Cambio, también. Eduardo Estrella lo tuvo siempre claro. Lo pensó, lo planteó y lo logró. Estaba bien lo que dijera Luis Abinader, y también lo que acordara Hipólito Mejía, pero a sus seguidores más connotados había que sacarles comida aparte, y en plato hondo…

NO COMO BALAGUER.- Se hablaba del clientelismo político, y de ejemplo se ponía al gobierno, de que daba a manos llenas lo que era suyo pero no pertenecía al mandatario. Ahora, ante los impasses con los aliados, el panorama pinta diferente. Luis Abinader y el PRM son más generosos que Danilo Medina y el PLD. Los peledeístas lo quieren todo: senadores, diputados, alcaldes, regidores y jefes de Distrito. Y de la Presidencia de la República no se diga. Abinader, en cambio, lo da todo, y lo da simplemente porque no tiene nada, y lo que ofrece, y lo que entrega no va más allá de simples expectativas. Los peledeístas creen en paloma en mano y no en cien volando, y la senaduría, diputación, alcaldía, regiduría y jefatura de Distrito que no sea suya, es un albur. Tienen claro el negocio político, y no recuerdan su propia experiencia. Aprendieron a gobernar, se interesaron por el poder real, porque Joaquín Balaguer aplicó una noción de equilibrio que fue admirable y cumplió su cometido. El sol no salía para todos, pero en cada mesa sí podía haber un plato de comida…

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