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ORLANDO DICE...

El presidente, iglesia Católica... gobernanza y globalización

LAS PALABRAS.- En la Feria del Libro de Guadalajara de este año 2014, escritores españoles notables, y que a su vez son miembros de la Real Academia de la Lengua, estuvieron conversando sobre su modus operandi en la selección y definición de las palabras. Hablaron en particular del nuevo diccionario. El ejercicio fue interesante, puesto que su trabajo resulta más que afanoso, y no es fácil dar con la verdadera acepción de vocablos de uso general. Aun cuando en la ocasión fueron más abiertos que en jornadas anteriores. Mención de globalización y gobernanza. La primera les llevó más de tres meses, y el peruano Mario Vargas Llosa hizo importantes aportaciones, y la segunda fue igual de difícil; y el mexicano Carlos Fuentes fue de influencia bienhechora. Esto es, dos latinoamericanos con más luces que los ibéricos. Sin embargo, los términos no ayudan mucho a la intelección del fenómeno. Gobernanza, por ejemplo: “Arte o manera de gobernarÖ”, y lo demás abunda y no aclara. De ahí que algunos decidan irse por la vereda y abandonar el camino real, afirmando que “gobernanza es gobernar bien”... EL ESTILO.- La cuestión, sin embargo, no se esclarece por sí misma, y si difícil fue definir el término, más será aplicarlo. Habla de “arte” y de “manera”, no de ciencia, como si gobernar fuera cosa de estilo y no de observación y comprobación. Cuando preocupaba la gobernabilidad el ejercicio de poder era más simple que ahora con la gobernanza, que no es una palabra pura del español, sino tomada del inglés o del francés. Aunque se considera más precisa. Con Danilo Medina, por ejemplo, parecen confundirse los términos, aunque su gestión sea más manera que arte, y en todo caso, estilo. Lo pasado, pasado, dice la canción. Pero queda la pena de que con el Código Penal no jugó bien las cartas, y que al final el Ejecutivo se comportó como tahúr. No se sabe si aprendió la lección, y de seguro habrá que esperar una oportunidad parecida para verificar su conducta. Tampoco se sabe si con nombrar prontamente el nuevo enlace con la Iglesia Católica limó las asperezas con ese sector. La Iglesia no debe guardar rencor, pero no puede decirse lo mismo de los obispos... EL RESPETO.- Pepe Mujica, el simpático presidente de Uruguay, y a quien se tiene como referente en América Latina, declaraba a Carmen Aristegui, la mexicana de CNN, lo siguiente: “Respeto a la Iglesia Católica en lo político, y lo dice un ateo”. La expresión suena extraña, a pesar de la aclaración de que “lo dice un ateo”, pues se trata de un exguerrillero, de un revolucionario que luchó contra los poderes establecidos. Respeta la Iglesia en lo político. Esto es, no la ve como religión, sino como una fuerza política a tener en cuenta. El gobierno no entendió esa parte, y se dejó arrastrar a un escenario de confrontación que le era ajeno y al que no debía acceder ni por equivocación. El resultado lo dice todo. Como se cuenta en el pasaje bíblico de la Torre de Babel se produjo la confusión de lenguas, y nadie tiene luces suficientes para determinar lo sucedido. Al final, y después del trastorno de la Cámara de Diputados, los bandos van de la mano. Las feministas de la calle y postulantes del aborto coinciden con sus oponentes de las iglesias en que las observaciones terminaron siendo un despropósito... ERA VERDAD.- El padre Manuel Ruiz, aun cuando fue honesto y renunció a un buen empleo, reconociendo su incapacidad para realizar con efectividad su trabajo de enlace entre la Iglesia Católica y el Poder Ejecutivo, fue echado a la hoguera. Tenía faltas anteriores y todas contribuyeron a su perdición. Sin embargo, actuando como político, sembró cizaña. Dijo que el problema con el aborto era consecuencia de la lucha interna del PLD entre Danilo Medina y Leonel Fernández. Se pensó entonces que se trataba de un desaguisado, y ahora resulta que no. Los especialistas del derecho consideraron que la pieza observada debió enviarse al Senado, y no al Ejecutivo. Que era pertinente someterla al escrutinio de la cámara alta. Sin embargo, no se hizo. Y lo importante es que esa violación de los procedimientos tuvo motivación política. Dicen que los senadores de Leonel Fernández, y respondiendo a instrucciones de su líder, iban a volver la ley a la situación anterior, y todo para hacerse los graciosos con la Iglesia Católica. El gobierno movió sus influencias e hizo fracasar la jugada...

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