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Promoción 2014: el mejor regalo de Navidad

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Yvelisse Prats Ramírez De PérezSanto Domingo

Diciembre será para mí, desde este año, no solo mes para evocar el dulce, tiempo navideño de mi infancia. En el futuro, largo o corto, que me depare días de vida, otro recuerdo gratificante pintará de rojo el día 19 en la página decembrina de calendarios sucesivos. Ese día, el viernes de la semana pasada, empezó para mí la paz y la alegría propias de la navidad, en la graduación Ordinaria de 316 estudiantes de los Diplomados y Cursos que se imparten en el Instituto de Formación Política Dr. José Francisco Peña Gómez, donde laboro como Directora Académica. Como Navidad es tiempo de compartir lo poco o mucho que se tiene decidí escribir este último en En Plural del 2014 sobre esta experiencia que parte de una aventura educativa en la que juntos, estudiantes, profesores y personal directivo del Instituto, hemos puesto durante el año 2014 empeño, tiempo y una porfiada apuesta por mejorar la práctica política en República Dominicana. Doy gracias a Dios, quien nos guió en la siembra, y nos permitió cosechar 316 fuertes plantas “en medio de la tormenta”, como reza el himno religioso; de las muchas tormentas materiales y espirituales que azotan a RD. Sembramos durante todo el año semillas de conocimientos y valores en surcos diferentes: Gerencia Política y Gestión de Gobierno, Liderazgo y Gestión Comunitaria, Economía Política y el Curso Historia de las Ideas Políticas. Los frutos desfilaron el viernes 19 en el Salón Cardenal Octavio Beras de la Universidad Católica Santo Domingo (UCSD) que avala académicamente los Diplomados del Instituto. Esos dominicanos, en su mayoría jóvenes, son parte de los miles que junto a los profesores del Instituto han buscado saberes y han desarrollado aptitudes y actitudes positivas para el ejercicio de la ciudadanía activa y una práctica política decente, basada en valores y principios humanistas y democráticos. La tarea fue grata, pero no fácil. Educar en la criticidad, con una axiología y una teleología definidas se hace difícil en nuestro país hoy, penetrado hasta los huesos por el relativismo y la anomia, por el afán de lucro que se ensoberbece en la impunidad. Sin embargo, perseverando, en clases dialogantes, con profesores convincentes y convencidos, usando la tecnología digital para que los estudiantes leyeran libros impactantes, y los comentaron desde sus propios veredictos, estudiantes y profesores logramos el triunfo. Un triunfo que no solo se expresa en este grupo de ciudadanos preparados para impulsar los cambios que el país requiere con capacidades sólidas y voluntades templadas. Triunfa con ellos, y por ellos, una concepción diferente de educar, en el fondo y la forma en Pablo Freire, Giroux, Macedo y Hostos se asoman para que profesores y alumnos nos comuniquemos horizontalmente, “nadie se educa solo, nadie educa al otro, todos nos educamos entre todos”, buscando las verdades en común, encontrándolas con razonamientos propios. Triunfa también, como en cada cohorte de estudiantes que ha graduado el Instituto, el propósito, vale decir, el ideal que mueve a nuestra institución y a la UCSD unidas en este esfuerzo magnifico: FORMAR, no instruir en la participación conciente, crítica, creativa para construir un estado de derechos, en el que la política se entiende, no como negocio, sino como servicio, y en el que la economía, siguiendo a Amartya Sen y a Sampedro se asume como ciencia del bienestar, de la redistribución, no como acumulación golosa y sin límites de riquezas que producimos en colectivo. Los graduandos del viernes pasado CREEN eso, lo difundirán, lo aplicarán en su actividad política y ciudadana. También tienen una imagen del LÍDER no como jefe, sino como compañero entrañable que trabaja hombro con hombro y orienta con ejemplos. Rompiendo esquemas, supliendo baches de un sistema educativo obsoleto, compensando con la gratuidad de nuestros cursos la injusticia de las desigualdades, logramos nueva vez, la cosecha al presentar los graduandos de este año a la sociedad dominicana. Estoy segura, porque les di clases, los escuché conversar y leí sus tesinas, que junto a sus certificados se llevan la decisión y el coraje para perseverar como militantes sociales combatiendo el neoliberalismo, en nombre de la democracia, sobre todo, de la MORAL. Y al escuchar el discurso de Saúl McDougal en representación de sus compañeros graduandos, lo supe: ¡Peña Gómez no aró en el mar! Este joven, vehemente y racional a la vez, se compromete con la historia mientras habla y se constituye en vigía que otea el futuro. Ese es el porvenir, el que soñó Peña Gómez, y pertenece a estos jóvenes que me regalaron la mejor Navidad del mundo.

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