EN POCAS PALABRAS…
Preocupación europea
En la barbería de un club a la que un socio acostumbra a ir a cortarse el pelo, se encontraba junto a otros esperando su turno, cuando vio entrar a un amigo, que tiene fama de servidor incondicional y de no ser intolerante. Contrariado, se acercó a la joven que lleva el control de los turnos, y dijo: “Hay gente que me da asco y me repugna, me siento indignado y agraviado”. El socio consideró extraño este comportamiento, aunque parecía que algo muy grande le había ocurrido. Aunque el Eclesiastés (1,8) dice que “nunca se harta el ojo de mirar ni el oído de oír”, el socio ignoró en ese momento lo dicho, pensando que no se puede avivar el resentimiento contra otro. El agraviado expuso las razones para sentirse así contra esa persona hasta ese momento desconocida para los presentes; y, sin mencionar su nombre, explicó la traición de la que había sido objeto. Los presentes sospecharon de quien se trataba, dado el historial delictivo de esa persona en su carrera tanto pública como privada. Aun cuando algunos de los que se encontraban allí asintieron a lo expuesto, el socio prefirió callar, por aquello de que la prudencia espera y siempre es oportuna. Donde todos quedaron de una pieza, fue cuando soltó esta prenda: “Se trata de una persona tan sucia y traidora, que mis excrementos son más limpios que él.” En un profundo silencio interior, el socio oró, tanto por el agraviado como por el agresor, por aquello que le había generado tanta indignación. De este hecho, se extraen algunas lecciones: la tolerancia tiene un límite; la paciencia hay que practicarla porque ésta hace más llevadero aquello que no tiene arreglo; las palabras sirven solo para expresar los conceptos de lo que contienen de profundo y verdadero; el pensamiento nos lleva a conocer la verdad o dirigir el camino para llegar a ella. El socio se fue de aquel lugar, convencido, de que tanto a las “cosas como a los hombres, hay que quitarles su máscara y devolverles su aspecto real.” La principal autoridad monetaria europea, Mario Draghi, se ha quejado de la lentitud de la recuperación económica de la zona al alertar que la misma se encuentra en un “punto muerto” como él mismo la ha calificado. El presidente del poderoso Banco Central Europeo (BCE) siente que la eurozona necesita de más estímulos monetarios y fiscales como de reformas e inversión para no perder el impulso de la recuperación. Draghi, economista italiano, ocupa la presidencia del BCE desde el 1 de noviembre de 2011, ha exhortado a países como Alemania y otros con márgenes fiscales, invertir más ya que las inversiones están en su nivel mínimo. Sugiere pasar de una política monetaria pasiva a una más activa que empiece a adquirir en el sector privado cédulas de hipotecas y títulos financieros asegurados, entre otros instrumentos de activación económica. Entre los factores que cita Draghi que amenazan la recuperación, están la de un nivel de crédito aun débil, alto desempleo y una demanda interna que no despega. Sin embargo, no todas las noticias son negativas, y un signo de positividad lo constituye ahora la recuperación de uno de los países más golpeados por la crisis. Nos referimos a España, que a pesar de que técnicamente el nivel de desempleo se mantiene en un 25%, el programa de reformas económicas ha sido el más exitoso de los aplicados a otras economías de la llamada zona periférica o sur del viejo continente como, Italia, Grecia y Portugal. Según la Comisión Europea (CE) España viene aplicando ambiciosas reformas encaminadas a mejorar su potencial crecimiento económico y en donde ya se ven los frutos acordados por las medidas sugeridas por la troika europea (FMI, BCE y la CE). Tal es la muestra, que en el mes de agosto, la península Ibérica recibió una cifra récord de turistas: 9,1 millones de visitantes. Entre enero-agosto, de este año, España ha recibido 45,4 millones de turistas, representando un aumento de un 7,3% con relación al mismo período del año anterior. Los turistas que más visitan España provienen de Inglaterra, Alemania y Francia. La llegada masiva de personas de estos países también ha compensado la caída del también importante turismo ruso, como consecuencia de la devaluación del rublo y la crisis de Ucrania.