Opinión

ORLANDO DICE...

Los intereses políticos

EL PELIGRO.- Empezaron a sonar los tambores y se hace evidente la inquietud en la selva ante el peligro inminente. Tiempo hubo para discutir calmadamente la Ley de Partidos y lograr una pieza consensuada, como se logró en el pasado en asuntos que también eran de vital importancia para el desarrollo del país. Sin embargo, todos andaban entretenidos en sus menudencias. El PRD en sus luchas internas, el PLD en su congreso. La sociedad civil levantó la voz y ahora todos quieren la palabra, y al hablar todos juntos, una Babel innegable. El PRM por boca de Milagros Ortiz dijo lo suyo. Ahora falta un poco de recapitulación, de volver al principio y saber a qué fue ella con Hipólito Mejía al Palacio Nacional cuando entregó su propuesta al presidente Danilo Medina. ¿De qué sirvió el jefe de Estado, de muchacho de mandado o de abogado? El proyecto del PLD en nada se identifica con sus postulados, como tampoco con las sugerencias de Miguel Vargas. Fueron –en ambos casos– dos viajes en balde. Una figuración de prensa inútil. Una competencia sin ningún provecho. Y esa actitud y esa conducta forman parte del problema… LOS VOTOS.- Si como se dice la Ley de Partidos es orgánica y se necesita de una determinada votación, y el PLD por sí mismo no la tiene, con algún sector deberá pactar. Si con los reformistas no es suficiente, con los perredeístas necesariamente se tendrá que hablar. ¿Con cuáles de ellos, con los dirigentes o diputados del viejo partido o con los del nuevo? La causa, por tanto, no está enteramente perdida. Hay espacio para maniobrar, solo que como no pueden verse, las fuerzas separadas se verán más disminuidas. La reacción ante la componenda anunciada por el diputado Ruddy González lo dice todo. No se aguantan ni en pintura, y esa situación solo favorece los fines del PLD. Sea que llegue a acuerdos o deba dejar la pieza sobre la mesa. Los muchachos pueden jugar a todo, menos a la política, y los intereses políticos no siempre deben acogerse a lo personal. A si gustarse o no. Si los perredeístas empujaran la carreta en una misma dirección, con la presión de la sociedad civil, podrían salvar la cara. Pero mientras lo primero sea PRM o PRD, difícil… ODIOSA.- Roberto Rodríguez Marchena dice que nada más parecido al gobierno de Juan Bosch de 1963 que la actual gestión de Medina, y hace la comparación en un mal día: la fecha en que se conmemora el golpe de Estado que derrocó ese primer ensayo democrático. No creo que fuera feliz la asociación, ni que tampoco responda a la verdad. Se olvida que aquel régimen fue esencialmente perredeísta, no peledeísta, y que por igual los valores que encarnó, y de los que más tarde Bosch abjuró. No se da cuenta de que aquella administración colapsó a los siete meses, en tanto la actual lleva veinticinco y va viento en popa y a toda vela. No viene al caso recordar fantasmas. Bosch tuvo en su contra todos los demonios, Medina se mete en un bolsillo a los sectores más disímiles, y su aura se agiganta al paso de los días. Los peledeístas, y se supone que por igual los dominicanos, no quieren un fracaso como en 1963, sino una época de superación, en que todo lo nefasto quede atrás… LOS AVIONCITOS.- Nadie volvió a ver los aviones Tucano en el aire, y tampoco en tierra, como si su compra y utilización fueran episódicas. Algo para olvidar. Sin embargo, ahora se sienten sus vientos y se oyen sus ruidos, pero no en el aire, y tampoco en tierra, sino en la publicación de un periódico norteamericano. Tal vez no haya que hablar inglés, como la vieja Fefa, pero sí portugués, que es la lengua en que se escribirán los nuevos capítulos. En aquella ocasión hubo que dejar hacer, dejar pasar, y no porque el capitalismo fuera salvaje, sino porque cualquier cuestionamiento de la operación era sospechosa desde el punto de vista de la lucha decidida contra el narcotráfico. Así fueron llevando a la opinión pública a un encierro y en ese corral del olvido estuvo el asunto hasta que lo rescatara el Wall Street Journal. ¿Qué dicen por aquí? ¡Oh, sorpréndanse! Que las autoridades dominicanas forman parte de la investigación, solo que nadie lo sabía. El secreto mejor guardado de la isla. En cambio, lo que se ve es otra cosa: Que el WSJ no ceja hasta dar con la verdad y que en Brasil a la corrupción pasa por un mal momento…

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