Opinión

DE VARIADOS TEMAS

La publicidad del Gobierno

A principios de su gestión, teniendo ante sí “un maletín lleno de facturas” y un déficit fiscal monstruoso, sin otro recurso (como costumbre), que apretar a la clase media, el presidente Medina trazó pautas de prudencia entre las cuales se incluyó la reducción del gasto publicitario del Gobierno, amén de otros espejismos, como el de vender los vehículos de alto precio asignados a funcionarios. Ambas cosas me provocaron, más que risa, carcajada pública en pleno parque Colón. Sabíamos todos que no se venderían las yipetas y que, al poco tiempo, volverían las campañas publicitarias de elogios a la gestión gubernamental, porque se heredó una estructura comunicacional sostenida con el pago de esa publicidad y Danilo no podía darse el lujo de echársela en contra. Son cientos los que conforman esa poderosa unidad de opinión, cuyo costo es secreto que solo conocen las altas cúpulas de la Dr. Delgado con México. El día en que se revelen las cifras gastadas, especialmente en el pasado gobierno, más las comisiones envueltas, el horror nos pasmará. Recientemente, el movimiento Justicia Fiscal advirtió que el país se acerca a una grave amenaza de insostenibilidad fiscal, revelando que el gasto público subió un 12% y el de publicidad y propaganda del Gobierno, un 24%. Pero dentro de lo negativo, hay algo positivo: la importación de una agencia publicitaria y productora fílmica extranjera, ha traído campañas de muy buena calidad. Y de no haber sido porque el Gobierno utiliza una ‘central de medios’ para hacer las compras de publicidad (algo sin precedente, porque antes se hacía medalaganariamente, lo que hizo multimillonario a más de un director de Prensa de la Presidencia), ese incremento anduviera por más de un 35%. Claro, esto es suponiendo que la Central de Medios esté aplicando los principios de compra negociada que usa para sus clientes privados. ¿Será este el principio del fin al uso de la publicidad estatal para premiar o castigar opiniones?

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