FUERA DE CÁMARA

Los políticos: la jubilación

La vida es irónica, siempre se ha sabido... Pero la política, tal se ejerce en nuestro país, lo es mucho más. No hay que darle muchas vueltas al asunto para comprenderlo: Balaguer y Bosch murieron nonagenarios, el primero activo en la política y con deseos de ser candidato presidencial a los 96, ciego y con incapacidad físico-motora. Y de no haber sido por sus dolencias neurológicas, Bosch habría muerto políticamente activo y quizás aspirando también al poder por el PLD, el instrumento que dejó en heredad a sus discípulos. Otros tres líderes que estuvieron a su lado o en la competencia por el mismo espacio-- Peña, Majluta y Peynado--, murieron cuando apenas cumplían los sesenta años, y con ellos cinco se cerró un ciclo político probablemente irrepetible en la historia dominicana. Luego llegó el Partido de la Liberación que agotará en el dieciséis cuatro períodos en el poder, tres de ellos consecutivos... Y a decir de Leonel Fernández, gobernará el país hasta el cuarenticuatro. O sea, que el caudillismo que se entronizó en nuestra historia desde la fundación de la República va todavía para largo... A pesar de los resabios de Temístocles Montás, que quiere alternancia, más no en el Ministerio de Economía, donde lleva catorce largos años. En EE UU y España...En España viven tres expresidentes de gobierno- - y había cuatro hasta hace pocos meses cuando murió Adolfo Suárez--, los tres fuera de la carrera presidencial probablemente para siempre, pero activos en sus respectivas formaciones partidarias. Ahora mismo, a propósito de las elecciones europeas, por lo menos dos de ellos-- Felipe González y José María Aznar-- están en la calle alentando a los candidatos socialista y popular, respectivamente, y son figuras muy queridas y respetadas aún por sus contrarios políticos. En Estados Unidos es igual. Hay cuatro expresidentes vivos y con vigencia en sus respectivas actividades. Incluso, están vivos los Bush, padre e hijos, algo sin parangón en la historia de la gran nación del Norte que no permite a sus presidentes más de una repostulación. Ganen o pierdan, no pueden presentarse jamás a unas elecciones. Entre nosotros se da el caso de que los únicos dos expresidentes vivos se han propuesto volver por más... Uno de ellos, Leonel Fernández, ha agotado tres períodos de cuatro años; y el otro, Hipólito Mejía, ni siquiera tiene partido y quiere ser postulado por una llamada convergencia aún sin fisonomía propia. ¿Hay liderazgos de relevo...? Sí que los hay, pero la cultura política nuestra provoca “seguidilla” a los presidentes. Cada vez que se intenta regular el continuismo prohibiendo la reelección en la Constitución, aparece siempre un “motivo mayor” para dar marcha atrás a esa iniciativa. Juan Bosch lo predicó con el ejemplo. Cuando llegó al poder en 1963 hizo consignar la no reelección en la Constitución, y hasta el día de su muerte mantuvo ese principio anticontinuista señalando que toda dictadura tiene la reelección como germen. Ese principio fue eliminado en la Constitución balaguerista del 66, pero volvió a instaurarse en el 94 a propósito de la crisis post electoral. En 2003 el inefable hizo modificar otra vez la Constitución para presentarse a la reelección un año más tarde... Afiló cuchillo para su propia garganta porque perdió de Leonel, que aprovechó la brecha para reelegirse en 2008. ¡Son ironías de la vida...! ¿O de la política?

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