ORLANDO DICE
Ley de Naturalización y la puntería de los congresistas
EL GALLO.- El gobierno se mantuvo frenado, sin atreverse, como si su decisión pudiera chantajearse con un merengue conocido: “No sueltes el gallo, no lo sueltes, que te lo matan, que te lo matan”. La verdad, sin embargo, era que sabía desde el principio lo que tenía que hacer, incluso lo que debía, sin contar con la opinión de ninguno de los sectores interesados. Las visitas a los principales dirigentes políticos del país fue expresión de ese populismo que hasta ahora le favorece, pues da importancia, reconoce y ese agrado se devuelve en flores. Hubo muertos que estaban en la caja, en medio del velorio, y el presidente Danilo Medina los resucitó. Ahora que el proyecto de Naturalización fue llevado a la Cámara de Diputados, fueran o no considerados sus pareceres, tendrán que pagar con su silencio la cortesía del jefe de Estado. Conviene quedarse callados que reaccionar en contra, puesto que antes de hablar con el mandatario no tenían una posición clara y definida. En cierto modo rehuían el tema, o como ocasionales o repentistas, hablaban sandeces… LA GALLERA.- No pudieron matar el gallo en la funda, y ya en la gallera habrá que ver sus posibilidades e inconvenientes. Nadie se aguanta y las opiniones empiezan a merodear, que no a establecerse, pues como era propio adelantar, cada cual lee a su manera. De arriba hacia abajo, o de abajo hacia arriba, y hasta hacia los lados, y si fuera necesario, por detrás, pues si hubo tardanza, entre sus puntos debe haber alguna trampa. Lo importante, sin embargo, son dos cosas. La primera, que el Ejecutivo salió del problema, y por lo menos en los frentes del Palacio Nacional no se colocará –los días menos pensados– esa pobre representación de los afectados. Los promotores, por ejemplo, se economizarán esa dieta, y los descendientes de haitianos no harán su sacrificio al sol. Lo segundo, que ahora será cuando de verdad se discutirá el problema, a menos que los diputados y luego los senadores lleven la pieza como caña para el ingenio. Las vistas públicas deberán ser amplias y abiertas a todo tipo de público… EL TRABAJO.- Los diputados, que han tenido tantas caídas en estos días, deberán olvidarse de las habichuelas con dulce y hacer un trabajo digno. Incluso, aprovechar que van de primero y crear las condiciones para que los senadores no puedan dar vueltas imposibles al proyecto. Abel Martínez, su presidente, debe cuidarse de no hacer como la vez del Presupuesto y conminar a sus colegas a sancionar la pieza sin suficiente ponderación. La apelación de “voten, honorables, voten” le ganó un estigma en la sociedad civil, que tal vez a la larga no le convenga políticamente, aunque no hizo otra cosa que acatar el mandato de su partido y de su gobierno. Las oportunidades, dicen, se pintan calvas, y él tiene muchos cabellos. Sin embargo, siempre existe la posibilidad de un político ponerse a la altura de la circunstancia y lograr reconocimientos impensables. Dígase lo que se diga, el proyecto ahora es del Ejecutivo, pero la ley más tarde será del Congreso Nacional, cuyos miembros no solo deben apuntar bien, sino disparar con puntería… REACCIONES.- Nadie se llamó a engaño con las posposiciones o aplazamientos de las reuniones negociadoras. Las comisiones siempre se cuidaron de decir que la decisión se tomaba de común acuerdo, como si fuera necesario sacar la lengua a los interesados de las gradas. Ahora que el gobierno cumplió su parte y envió el proyecto de Naturalización al Congreso Nacional, ¿aceptarán los haitianos lo que dicen de la boca para afuera a cada momento, de que el país es soberano para tomar las medidas que crea conveniente o darse las leyes que considere apropiadas? Intriga lo que puedan decir, ya no sus funcionarios, que disparan a cubierto, sino sus medios de prensa, que no solo ladran en la distancia para hacerse sentir, sino que muerden a conciencia y de manera criminal como pitbulls. O sus organizaciones repartidas por todo el mundo y que actúan como misioneras de mala fe. Si hubo presión en los días previos, ahora será una avalancha. Ahora, mientras no se avisten portaviones en el Placer de los Estudios, habrá patria y posibilidad de consolidarla…