Opinión

TESTIGO DEL TIEMPO

Guerra contra las mujeres

Nueva York.- “Yo tomé las niñas”, dijo el líder de Boko Haram, la organización islamita de Nigeria, Abubakar Shekau. “Y por Allah las venderé en el mercado, yo casaré a una ‘mujer’ a los 12 años y a una niña a los nueve”, ofertó. Después, dicen, casó a algunas con sus militantes, cobrándoles dotes de $12 por novia, y dispersó el resto de las 267 niñas secuestradas por bosques, montañas, cuevas y países fronterizos. Aunque los métodos de Boko Haram (prohibición de la occidentalización) son despreciables, sus motivaciones pueden ser entendibles. Su rechazo a la occidentalización lo explica el estado actual de Nigeria. Con la economía más rica de Africa, su modelo occidental mantiene a muchísimos nigerianos en abyecta miseria, bajo un gobierno represivo corrupto, ineficiente y arrogante. Que los islamitas vendan niñas como esposas-esclavas es inaceptable. Los femenicidios impunes de occidente resultan tan espeluznantes como la miseria que facilita a los hombres “comprar” niñas, embarazarlas y abandonarlas, sin educación ni preparación, empujándolas a la prostitución. Bajo la Sharia, ley islámica, quien compre una “mujer” de 12 años, o niña de nueve, es responsable de mantenerla durante toda su vida. En occidente los “hombres” que compran, embarazan y abandonan las niñas con sus bebés, nunca pagan nada. Mundialmente las mujeres están en desventaja, son más del 50 por ciento de la población, pero no controlan ni el 20 por ciento del poder. En Washington, capital de la “igualdad y la democracia”, el mismo Congreso que condenó el secuestro de Boko Haram, rechazó la paridad salarial entre hombres y mujeres. La represión islamita y la “libertad” occidental son caras opuestas de la misma guerra mundial contra las mujeres. Nuestras madres, hermanas, hijas, nietas, tías, sobrinas, amigas y amantes, todas las mujeres de nuestras vidas, están perdiendo. Si ellas pierden todos perderemos.

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