Historias de perredeistas

CIRCUNSTANCIA.- Los perredeístas tienen la suerte de la gran cantidad de medios y de programas diarios y semanales de televisión y radio, desde el amanecer hasta la madrugada, y que el material es escaso y siempre el mismo, para que a los productores y conductores no les quede de otra que hacer espacio a sus chismes. En otras circunstancias, el no hacer el equipo los habría dejado fuera de campeonato.

Leí el comentario, hecho con cierta timidez, pero sin duda verdadero, de que los analistas y observadores del acontecer político nacional sienten que la situación del PRD se pasa de fastidio y que desborda todo marco posible. Se mueven tanto en la foto que se salen del cuadro y en pintura los colores ya no son originales. Que se cansa el fotógrafo de photoshop y el pintor de retoques. Y la verdad que ninguno de sus dirigentes hace o dice algo nuevo, se repiten como papagayos, y resulta embarazoso que den tantas vueltas a la misma cuadra. Los perredeístas no se dan cuenta, pues en su delirio se creen sus propias historias, todas mal contadas… LOS MISMOS.- Días atrás la dirección del PRD en Baní juró fidelidad al partido encabezado por Miguel Vargas, y sus oponentes denunciaron el hecho como un negocio inmoral, pues con las pruebas en las manos demostraron que el acuerdo era para apoyarse unos a otros y reelegirse en los cargos que ocupan, en la organización y en instancias de poder público. Esto es, Cámara de Diputados y Ayuntamientos. Aplausos a los denunciantes y rechifla a los aprovechados. Sin embargo, ahora se informa que los perredeístas de Baní apoyan a Luis Abinader y están con el cambio. Es decir, La Convergencia. El caso es risible, y engañoso, ya que ese grupo había dicho que no era parte del arreglo con Vargas. La confusión asoma, y por lo menos afecta a la opinión pública, ya que no sabe si son los mismos u otros que se unen a la causa de Abinader.

Al final, todo queda en truco de cámara, y no se entiende que un político quiera suplantar al mago y que la apariencia sustituya la realidad… EL PADRÓN.- Escribí que la dirección del PRD no podía entregar el padrón a Guido Gómez, aunque lo ordenara el Tribunal Superior Electoral, porque –sencillamente-- no existía. La semana pasada Gómez convocó a rueda de prensa y repartió un listado de nombres que asegura es el registro de miembros del PRD. Julio Maríñez, presidente de la Comisión Nacional Organizadora de la Convención, le enmendó la plana, dijo que ese no era el documento, y Juan Carlos Guerra, secretario Ejecutivo, se expresó en iguales términos. Entonces ¿qué sentido tiene acoger una pieza que no se sabe de dónde proviene, pero que en todo caso los responsables del proceso no aceptan como válida? ¿Quién pone las reglas, el árbitro o el jugador? ¿Volverá el asunto al TSE, ya no por incumplimiento, sino porque una de las partes alega un padrón que la otra desconoce o reniega? O sea, que se insiste en dar vueltas a la misma cuadra.

Padrón, padrón, padrón…al parecer hasta el infinito… LOS MEDIOS.- Pensé que si Gómez era cercano al grupo de Hipólito, y había decidido enfrentar a Vargas en su propio terreno, lo lógico era que él y Abinader bajaran línea para que sus seguidores votaran por su candidatura. Como PRD mayoritario, la elección de Gómez sería pan comido. Y sin embargo, no se veía ni se sentía ese respaldo, y en corrillos se aseguraba que si, pero en mentideros se creía que no. Las diligencias iban en una dirección y las declaraciones en otra, como todos los asuntos entre perredeístas. Pues bien, Mejía dijo la semana pasada que su sector iba a apoyar a Gómez, y ninguna mejor noticia para Gómez. Sin embargo, hay aspectos sutiles que no pueden perderse de vista. Mejía o sus estrategas no se dieron cuenta de que una cosa es bajar línea y otra dar respaldo público.

Que una va a distancia y la otra involucra. Si la convención del PRD no tenía crédito, ahora que Mejía endosa a Gómez, toda la credibilidad del mundo. Gómez contra Vargas, pero en el fondo se trata de Mejía. La misma confrontación, aunque sean otros los medios…