Opinión

ORLANDO DICE...

La información a retazos de la PN ante crímenes

A RETAZOS.- La Policía Nacional no quiere entender que el trabajo que haga no será suficiente si no lo acompaña de una explicación adecuada. Que esos informes a medias o precipitados favorecen a los sectores que tienen como misión contradecirla, ponerla en aprietos o simplemente descalificarla. Caen en un intercambio de disparos cuatro sicarios que iban a matar a dos narcotraficantes, y todavía no se conocen los nombres de las potenciales víctimas. ¿Por qué fueron protegidos ambos capos, evitando el ataque de sus enemigos, o por qué se les encubre si la actividad a que se dedican los hace reos de persecución? Asesinan a una mujer por equivocación, y después matan a la verdadera, cobran doscientos mil pesos por el encargo, y aún no se conoce el motivo. ¿Cómo es que la institución sabe unas cosas e ignora las otras? La información a retazos es peor que la falta de datos, pues las distorsiones se imponen y hacen un daño terrible en una opinión pública ávida y descreída. LOS NOMBRES.- La Policía Nacional quiso comérsela en plato hondo diciendo que supo de los cuatro sicarios muertos en un intercambio de disparos por una labor de inteligencia sumamente exitosa. Sin embargo, no pudo dar los nombres de los caídos en sus primeros reportes y fue luego de horas o días que completó la información. Si la operación pudo llevarse a cabo por labor de inteligencia, lo más natural era que se conocieran las identidades de los caídos, que se tuvieran sus fotos, pero sobre todo su prontuario criminal. Así, no habría dudas, y cuando los familiares vinieran a reaccionar, la opinión pública estaría suficientemente edificada. Los parientes dicen que salieron a dar una vuelta por la capital, y realmente fue lo que hicieron. Solo que no andaban de paseo, y eso no podían saberlo quienes hoy cuidan o reivindican su memoria... COORDINACION.- En los Estados Unidos se dieron cuenta el 11 de Septiembre del 2001 que las agencias de seguridad andaban cada cual por su lado, sin coordinación ni colaboración. De haber existido coordinación y colaboración, el ataque no se hubiera dado en la magnitud en que se produjo, o por lo menos, al advertirse a tiempo, las consecuencias no hubieran sido tan catastróficas. La Policía Nacional dijo lo que se conoce, y lo lógico era que Dirección de Control de Drogas supiera del operativo, prestara alguna ayuda, o confirmara la versión oficial. Ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario. Reaccionó diciendo que no sabía, que iba a cruzar informaciones, y la opinión pública sigue a la espera. Incluso, la peor parada es la propia PN, que necesitaba en la ocasión de una mano de esa agencia hermana. Si la DNCD no habla, quedará claro que no se llevan bien con la PN. Lo cual no sería nada extraño y mucho menos nuevo... MANGA, HOMBRO.- El hecho de que la Dirección de Control de Drogas no supiera de la operación de la Policía Nacional revela que la lucha contra el crimen anda manga por hombro, sin que quede claro la manga o el hombro. En la anterior gestión de la DNCD y de la PN, que iban de la mano, se puso en evidencia el sicariato, que entonces actuaba al servicio del capo José David Figueroa Agosto. Entonces hubo persecuciones, detenciones, juicios y condena, y se pensó que ese problema ya no existía. Sin embargo, la realidad que se devela ahora es todo lo contrario: el sicariato llegó para quedarse, y ya no solo como brazo armado del narcotráfico, sino como elemento del crimen en sentido general. Las dos mujeres muertas por confusión se dice que fue una labor de sicarios, pero hasta ahora no se liga a asuntos de drogas. De manera que matar por encargo es un oficio establecido, y las autoridades, al parecer, lo toman a la ligera. Si no hablan claro, si los informes no convencen, que no se quejen de que todo se devuelva como boomerang...

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