REFLEXIÓN DEL ALMA
El sentimiento se enraiza en la vida
Para todo dominicano mis sinceras felicitaciones en el año 2014, deseándoles paz y amor. El ser humano, partiendo del inicio de la vida, se presenta con diferentes actitudes, en ocasiones desmeritando a la raza humana. En el presente, el dominicano actúa siempre determinante frente a las circunstancias; muchos optan por lo más fácil, sin importarles el curso que tomen sus actuaciones. El estudio generalizado es duro para las mayorías; consecuentemente, vemos en las calles hombres maduros vendiendo chucherías y jóvenes fuertes llenos de aparente buena salud, en el mismo rol de la adultez en pobreza. Las mujeres concubinas dicen que sus hombres, maridos e hijos, son haraganes, los trabajos que buscan no hablan bien de ellos, algunos prefieren lo fácil ganando poco, a labores más duras por una cantidad que les permita a sus familias y a ellos vivir en mejores condiciones. El Gobierno debe intervenir en los desacuerdos vivenciales del pueblo, para atraer a esos disidentes de la educación; se evitaría que se alisten en la dejadez y vagancia, avergonzando a la nación; necesitamos hombres probos y trabajadores que aumenten las mayorías para engrandecerlas. No olvidemos que tanto en campos de caña, ingenios azucareros y en construcciones, hay que traer haitianos; es una vergüenza con tanta hambre que pasan familias enteras y esos dominicanos fuertes con musculaturas en sus brazos, meciéndose en mecedoras. ¡Necesitan atractivos, señor Presidente! Diariamente vemos la degeneración llegando a nuestra tierra como un animal prehistórico, destructor y temible, queriendo quedarse. Bares y prostíbulos llenos de juventud, incluyendo hombres maduros ociosos. Sensación triste y devastadora para el dominicano, terrible para el escritor, periodista y columnista, todos tenemos que describir el pavoroso desastre armonizado por los desertores nacionales. La delincuencia existe, urge detenerla, no podemos perder nuestra nación por falta de determinación; es vejatoria para la ciudadanía en diversidad de hechos: Familias destruidas, sin trabajo, madres desechas con sus hijos muertos, otras deshonradas por hijos criminales, padres arruinados por la situación económica, sin poder ayudar a sus vástagos con sus libros ni con nada. El caos de manos de asaltantes criminales está destruyendo la alegría dominicana. Es una emergencia apresar el latrocinio con impunidad y la audacia delincuencial; no importa lo difíciles de someter que sean, todos socavan la nación. Sin la visible y absoluta honradez, incluyendo la sustancial integridad que debe engrosar el contenido moral de la vida nacional, semejaríamos minusválidos! Hablar de la criminalidad resulta catastrófico; el crimen se ha convertido en el favorito de esos desertores sociales que tratan de desestabilizar totalmente a nuestra nación. ¡No lo lograrán! existen grupos integrales, con la vergüenza necesaria que les falta a los temibles criminales; el país sigue en pie, aún con asesinatos a mansalva que enlutan tantas familias entristecidas; esperemos que el nuevo año traiga mejoría generalizada. Nuestras leyes son débiles, apremia enmendarlas por la tranquilidad ciudadana. Esos crímenes urgen sean castigados con mayor fuerza; el dolor no puede medirse, nadie puede calmarlo y merece justicia; es realmente imprescindible para que los siguientes autores lo piensen dos veces antes de efectuar sus perversas actuaciones, enlutando a la sociedad dominicana. A pesar del padecimiento existente, el sentimiento se enraíza en la vida a través del recuerdo y de hechos humanos, para aliviar la dureza que vivimos en nuestra tierra. Dominicanos, hemos sufrido demasiado. En el nuevo año es tiempo de soltar tristezas que inundan a nuestra nación. Tratemos de sentir el regocijo interior que produce vivir. Usemos la voluntad y se encenderá una lucecita en nuestras almas, anunciando la llegada de la alegría para que más dominicanos alcancen la felicidad anhelada.