A propósito de la nueva Ley de Tránsito
Anuncia la Cámara de Diputados que se dan los toques finales a la nueva Ley de Tránsito. Como representante sensato de la población dominicana, me pregunto si se ha tomado en cuenta en esta reforma a la obsoleta Ley 241, el derecho de los que transitamos lícitamente por nuestras calles y aceras, respetando la lógica y el sentido común, pagando nuestros impuestos en marbetes y revistas, cumpliendo con un desplazamiento ordenado y justo por nuestras principales vías. En países en vías de desarrollo como el Brasil, si usted es embestido por una bestia que se desplaza en vía contraria, viola un semáforo en rojo, o anda en una motocicleta en vía contraria, sin casco, placa, luces ni licencia, y para coronarse, con una cerveza Jumbo en la mano, no tendría ninguna responsabilidad civil ni penal, ya que usted andaba con todas la de la Ley. En cambio, en nuestro país, quien anda en la ilegalidad es el protagonista, es el defendido, es quien somete, juzga y desgracia la vida del que va en el sentido correcto, sino pregúntele al CIDH. Por lo visto, el CONEP ha emitido su parecer al respecto, el cual desconocemos, pero nos imaginamos beneficia a las grandes mayorías del pueblo dominicano. Sin pecar de pretenciosos, queremos saber si se reconocerá en esta el derecho al libre tránsito y desplazamiento por calles y aceras, de los minusválidos, discapacitados y/o invidentes, ya que los constructores de torres y edificios, vende carros, quincalleros y mecánicos se han adueñado de nuestras aceras y/o calzadas, sin importarles un bledo si usted cabe o no por las misma, y sin la defensa más mínima de fuikiti fuikiti. Otro punto vital es saber si está contemplada su divulgación masiva en los medios impresos de comunicación y si se impartiría en las aulas escolares durante la educación secundaria. Esperemos que las nuevas leyes que se someten al congreso de la Republica sean ajustadas al nivel sociocultural de nuestra población, ya que, al parecer, nuestros legisladores no nos representan, los agentes de la AMET se hacen de la vista gorda, ya que responden a intereses electoreros, y ni hablar de los cabildos, cuyos alcaldes solo piensan en manejar arbitrios cada día más jugosos. El autor es médico cirujano plástico y comunicador