Opinión

¿Quién es el responsable?

P. Gregorio MateuSanto Domingo

Un buen amigo acaba de mandarme este curioso texto: “Había una vez cuatro individuos llamados Todo El Mundo, Alguien, Nadie y Cualquiera. Siempre había un trabajo que hacer. Todo El Mundo estaba seguro de que Alguien lo haría. Cualquiera podría haberlo hecho, pero Nadie lo hizo. Cuando Nadie lo hizo, Alguien se puso nervioso porque Todo El Mundo tenía el deber de hacerlo. Al final, Todo El Mundo culpó a Alguien cuando Nadie hizo lo que Cualquiera podría haber hecho”. Cabe recordar el conocido adagio: “El uno por el otro, la casa sin barrer”. Ha escrito J. L. Sampedro: “La educación que se da hoy es catastrófica. Nos educan para ser productores, y consumidores, pero no para ser personas libres y responsables”. Y el sabio francés Edgar Morin ha sentenciado: “Seguimos todavía en la edad de hierro planetaria, es decir en la prehistoria del espíritu”. Parece que la situación del espíritu de los seres humanos se mantiene en sus inicios. De hecho la tierra está impulsada por cuatro motores que están fuera de control: la ciencia, la técnica, la economía y el afán de lucro. La criatura humana se ve obligada a hacer frente a la complejidad de la vida, a los avatares de la política, a los vaivenes de la economía, a los vientos impetuosos del egoísmo. Han aumentado significativamente las enfermedades psicológicas, se ha desgastado la solidaridad, se mantiene un gran divorcio entre el cuerpo y el espíritu. Tenemos, al parecer, un alto nivel de vida pero ha disminuido sensiblemente la calidad de la misma vida. Soportamos con resignación un intenso detrimento de la afectividad saludable; nos pesa la debilidad intelectual alarmante, observados en un deterioro moral de las instituciones, una escasa solidaridad, y por encima de todo somos testigos de una falta lamentable de responsabilidad. Es urgente recrear una nueva civilización. Rehacer la fraternidad, humanizar las ciudades, revitalizar el mundo rural, dar más importancia al ser que al tener, hacer que prevalezca la calidad sobre la cantidad. El cambio, la reforma, el mejoramiento de cada ser humano tiene que ser el principio fundamental de cualquier reforma social.

Tags relacionados