Dos economías y una frontera
La economía de frontera normalmente genera conflictos entre naciones fruto de que se plantea la regularización y formalización del comercio transfronterizo, lo cual provoca que los objetivos principales que de esta se derivan despiertan el interés por las relaciones sociales, económicas y políticas, ya que en las relaciones comerciales salen a relucir dos elementos fundamentales; por un lado, está el contrabando, por el otro, está el marco regulatorio del comercio internacional. En adicción se produce un proceso migratorio entre las naciones colindantes en el espacio de la frontera, lo que a su vez, genera situaciones de tensión por lo legal e ilegal de esta y a su vez el propio comercio que no se incorpora a la dinámica de la economía formal lo que incentiva el conflicto económico, legal, diplomático y político entre las naciones involucradas. Por tales razones la economía de frontera involucra al sector público y privado, así como al sistema político de ambos países fronterizos ya que la frontera integra dos economías con asimetrías pronunciadas. Esta asimetría entre naciones impulsa los movimientos migratorios, los cuales se producen desde las economías con grandes dificultades hacia economía con mayor progreso, siendo uno de los factores determinantes en la migración la búsqueda de un mejor nivel de vida e ingreso satisfactorio, motivos profesionales, entre otros. A su vez, los grandes movimientos migratorios en el mundo iniciaron en aquellas zonas donde se han producido conflictos bélicos y desastres naturales, aunque en las últimas décadas ha influido en gran medida el proceso de globalizacion. Pero a su vez está el hecho de que resulta inexistente una política internacional en relación a la migración, aunque los estados se ven en la obligación de resolver los conflictos migratorios en el marco del derecho internacional y los derechos humanos. El impacto económico de la migración es doble ya que tiene ventajas e inconvenientes tanto para el país de origen, así como para el país de destino. Entre las ventajas de la migración al país de destino se destaca la contribución al crecimiento económico, captación de recursos humanos adiestrado sin ningún costo. En los inconvenientes se destaca la presión en el mercado laboral, la salida de divisas vía las remesas y las presiones en el presupuesto público por las atenciones de educación y salud al inmigrante. Para el país de origen de los inmigrantes las ventajas están dadas por la recepción de remesas, la reducción del desempleo, alivio a la pobreza y la posibilidad de tener mejor formación educativa, pero los inconvenientes vienen dado por la pérdida de personas capaces y la potencialidad del retorno de inmigrantes que son excluidos del mercado laboral en la fase baja del ciclo económico. Las características descritas son verificables en la economía fronteriza de la República Dominicana y Haití, la cual está influenciada por los movimientos migratorios y el comercio exterior entre ambos países. En efecto, el desarrollo y expansión de la industria azucarera provocó que desde 1930 se produjeran fuertes flujos migratorio de haitianos hacia territorio dominicano a trabajar en los campos de caña de azúcar, que luego ha sido diversificado hacia otros sectores como la construcción y la agricultura lo que en la práctica ha sido un incentivo para permanecer y trabajar en la República Dominicana, que en un 80% son hombres. La migración haitiana tiene su origen en la existencia de una pobreza extrema y un desorden institucional fruto de una economía que se acostumbró a depender de la cooperación internacional lo cual se refleja en que el presupuesto de esa nación se nutre en un 85% de la contribución de organismos internacionales y de las remesas de sus exiliados económicos. En el caso de los inmigrantes haitianos en República Dominicana el 88% envía remesa de manera informal por la falta de una cultura de bancarización y que su país origen no los ha dotado de la documentación civil, pues en un 90% recurren a la confianza entre amigos que se encargan del servicio de hacerlo llegar a sus destinatarios. En cuanto al comercio exterior, desde la primera década del Siglo XX, este adquirió importancia fruto de la escasez de alimentos en Haití y las iniciativas corporativas de dominicanos de comercializar bienes que generen ingresos, pero tal actividad se ha desarrollado con informalidad lo cual ha crecido a niveles significativos y donde el 86% de lo comercializado es alimentos. Esa economía de frontera está siendo arrastrada por una élite haitiana que ha llegado al gobierno con la ambición de hacer negocios de reputación dudosa sin límites y han utilizado todos los canales diplomáticos para denunciar situaciones migratorias inexistentes, para lo cual necesitan debilitar el sistema regulatorio e institucional de la República Dominicana.