El ejemplo de Correa
A mediados del año que casi finaliza, el Presidente del Ecuador, Rafael Correa, emitió el decreto 16/13 con el fin de establecer los principios básicos para la ordenación, regulación y limitación de las organizaciones no gubernamentales que operan en territorio ecuatoriano. Dentro de la nueva clasificación hay una que se define como “Organizaciones con fines de Gestión y Control Social”, para situar en ella a las asociaciones formadas con el fin de suplantar o controlar las funciones de las instituciones del Estado. O lo que es lo mismo, a los grupos de presión. Correa logró establecer mecanismos para la “disolución forzada” de cualquier ONG que se aparte de los propósitos de su creación. Entre ellos se cita: “desarrollar actividades de política partidista y de injerencia en políticas públicas que atenten contra la seguridad interna o externa del Estado o que afecten la paz pública”. Bajo esa normativa el financiamiento que reciben las ONG’s, de cualquier naturaleza u origen, tiene que estar transparentado. Y las que reciban fondos extranjeros para actividades que “atenten contra la seguridad interna del Estado”, además de su disolución, pueden enfrentar procesos criminales. Hace unas cuantas semanas Correa hizo uso de esa normativa y disolvió una ONG ambientalista que llevaba por nombre “Pachamama”, y dispuso la clausuran inmediata de sus instalaciones. El gobierno consideró que había incurrido en injerencias políticas “atentando contra la seguridad interna del Estado y afectando la paz pública”. Esa ONG estaba opuesta a la explotación petrolera de una zona que considera ubicada en la amazonia protegida. Y desde que el Presidente Correa dispuso considerar la posibilidad de su explotación, “la Pachamama” respondió con protestas que terminaron en incidentes con la Policía. Esas “protestas” llegaron a tal punto que el pasado 28 de noviembre se produjo un incidente violento donde miembros de esa ONG irrumpieron en un acto público y agredieron a funcionarios y representantes diplomáticos. ¡Pero hasta ahí llegaron! Similar determinación mostró Correa cuando la Comisión Interamericana de Derechos Humanos pretendió montarle un teatro “investigando” supuestas violaciones a la libre expresión del pensamiento. Los comisionados tuvieron que salir del Ecuador con la sabana por un cantoÖ para no ser declarados no gratos luego de darles, junto a la OEA, un plazo hasta enero o febrero para que corrijan su proceder sesgado y maliciosoÖ ¡O su país abandona ese sistema! Tanto la disolución de la ONG “Pachamama” como el emplazamiento a la CIDH, les han generado duras críticas internacionales al Presidente Correa. La HRW, la AI y demás organizaciones que viven metiendo sus narices en los asuntos internos de estos países tercermundistas, mantienen una campaña feroz contra el Presidente ecuatoriano. Pero Correa a esas cosas no le hace ningún caso y su popularidad continúa en aumento. Mientras tanto, en nuestro país las ONG’s andan de su cuenta y reproduciéndose como las ratas o la mala yerba. Nadie las regula ni las limita. Muy por el contrario, muchas de las más beligerantes son financiadas por el Estado. A tal punto que el año próximo saldrán más de 1,500 millones de pesos del Presupuesto de la nación para financiar a esas entidades. Y como los poderes públicos lucen cada días más arrodillados a sus presiones y chantajes, todos los días opinan más y son más atrevidos y desenfadados en su interés de incidir y determinar el rumbo de las políticas públicas. Es así como un grupo eco-terrorista asegura con toda firmeza que Loma Miranda no se explota. Y como ellos lo dicen, la Falcondo tendrá que irse del país. De nada valen los estudios técnicos o las tecnologías que pudieran garantizar la sostenibilidad de esa explotación. Como tampoco importan los estudios de impacto ambiental que dicen que en ese lugar no nacen acuíferos importantes. Ni el legítimo interés que tiene el gobierno en que se produzca esa explotaciónÖ. Como dicen representar la “sociedad civil”, eso basta para tumbarle el pulso al Gobierno y al Presidente de la República, si fuera necesario. Y nadie reacciona ante tanto poder usurpado o entregado de forma bastarda. El ejemplo del Presidente Correa debería avergonzar a algunos altos cargos del gobierno, que en lugar de poner a esos farsantes en su lugar, se convirtieron en cómplices de las ONG’s que se aliaron con la CIDH para montar un teatro con el único interés de desacreditar a la República Dominicana. Correa es un hombre bien formado que lidera su nación con convicción y determinación alcanzando éxitos políticos que constituyen un hito en la historia ecuatoriana, y a pesar de formar parte de la “nueva izquierda latinoamericana”, sus logros en beneficio de su país son incuestionables. Por eso, a pesar llevar 7 años en el poder, mantiene una popularidad cercana al 80 por ciento. Danilo Medina tiene formación, ama su país y quiere lo mejor para los dominicanos. Sabe lo que hay que hacer y está tratando de hacerlo. La gente lo aprecia y por eso, al igual que Correa, su popularidad es alta... ¡... Pero tiene que cuidarse de las acechanzas internas. Para que le dure los tres años que le faltan!