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Opinión

Momento positivo pero desafiante

Con su entrada desconcertantemente directa y alarmada, el más reciente informe de la Organización Internacional del Trabajo aboceta un panorama de riesgo de pobreza galopante. Reviste, eso sí, de positivismo el desafiante momento laboral latinoamericano, amparándose en el histórico bajo nivel del desempleo urbano, específicamente en su reducción, del 2012 al 2013, en un 0.1% (pasó de 6.4% a 6.3%), especialmente en el ámbito joven. La décima nace, sin embargo, no de las entrañas de la productividad ni en la generación de nuevos puestos de trabajo: lo acuna la “baja en la participación en la fuerza laboral”. Así lo afirma Elizabeth Tinoco, directora regional de la OIT para América Latina y el Caribe en el prólogo del “Panorama Laboral del Trabajo, América Latina y el Caribe 2013”, presentado el pasado martes 17 de diciembre en Lima, Perú. Aunque el empleo urbano aumenta, lo inverso ocurre con el salario. Ella afirma: “Los salarios crecen menos que en años anteriores” lo que se acompaña de una informalidad persistente. Lo grave, para esperanzas desarrollistas es que “la productividad está creciendo por debajo del promedio mundial” y naturalmente que tiende a aumentar “la desocupación de los jóvenes en zonas urbanas”. La autora sintetiza el proceso económico latinoamericano de las últimas dos décadas afirmando que “de 1994 a 2003 el crecimiento fue interrumpido por crisis recurrentes, de origen interno en algunos casos y externo en otros. En el segundo decenio 2004-2013, los indicadores económicos y laborales de la región comenzaron a revertirse favorablemente y con cierta estabilidad, solo interrumpidos en 2008/2009 por un nuevo embate proveniente del exterior con la crisis “subprime” y después con la recesión en Europa. Hubo también un aprendizaje de los años pasados. América Latina y el Caribe estuvo en mejores condiciones durante los últimos diez años para aprovechar los vientos favorables que soplaban, y también para capear el temporal cuando fue necesario”. Luego de esta visión grosso modo, la Directora Regional de la OIT pregunta: “¿Iniciaremos en 2014 una nueva década con un signo diferente?”. De rigor ante lo sugerido por los datos: “El comportamiento del mercado laboral no es negativo, pero sí es preocupante”. Parece una situación anclada a la crisis. Ella los concatena del siguiente modo: “El crecimiento económico pierde fuerza. En 2013 registra un aumento moderado de 2,7%. El pronóstico para 2014 es de una mejoría leve de 3,1% (FMI) en un escenario de incertidumbre de la economía internacional”. Como antecedente se tiene un crecimiento mundial trianual negativo: 5.2% en el 2010 al 2.9% en el 2013. Se está ante una situación que demanda alientos de desafiante positivismo y redobladas energías. La calidad del empleo también resaltó en el informe como “persistente”. Entre aquellos que sí tienen una ocupación, hay al menos 130 millones de personas que trabajan en condiciones de informalidad. De cada 10 trabajadores latinoamericanos y caribeños, al menos 3 no tienen acceso a ningún tipo de cobertura de protección social”. De aquí que, para ellos, los programas de reducción de la informalidad necesiten un reimpulso. Lo de mayor incidencia social es que “casi la mitad de los desempleados urbanos son jóvenes”. Aunque el empleo juvenil creció 0.3%, entre quienes “el desaliento y la frustración sin duda contribuyen a que unos 22 millones de jóvenes no estudien ni trabajen. No es casual que en diversas ciudades sean los jóvenes quienes encabezan protestas cuestionando el sistema y las instituciones”. Es así donde las válvulas de escape sociales promueven la esperanza y aligeran el sistema. En otros tal realidad se traduce en una progresiva lumpenproletarización de los jóvenes desempleados al borde de orillarlos inexorablemente a las riadas de la delincuencia. Las mujeres, por su parte, ocupan ya el 50% del espectro laboral regional, con marcadas incidencias en la informalidad, bajo los signos descritos. Según esta publicación de la OIT “En 2013 también se desaceleró en forma importante el crecimiento de los salarios. Los salarios medios crecen 1,0%, por debajo del 2,6% del año pasado. Lo mismo ocurre con los salarios mínimos que registran un aumento de 2,6%, inferior al 6,9% en el mismo período de 2012”. Como medidas que contribuyan a solucionar esta situación la OIT sugiere a los gobiernos de la región realizar estímulos “importantes” para generar un entorno propicio para el desarrollo de empresas que contribuyan a la generación de empleos de calidad”. También los motiva a reforzar “la institucionalidad laboral y el diálogo social”, incluyendo “el diseño oportuno y adecuado de políticas activas de mercado de trabajo, las políticas orientadas a mantener la capacidad adquisitiva de los trabajadores y la demanda interna, así como el mejoramiento de la educación y de la formación para el trabajo”. La reducción de la informalidad en 5% dependerá de un crecimiento económico superior al 3.4% y de que el 84% de los nuevos empleos sean formales, vaticina el organismo regional laboral. De este informe se debe destacar la apuesta del sector industrial y empleador al sostenimiento del empleo, al menos en los países de la zona euro, los EEUU y Japón. A pesar de que de 2012 al 2013 la economía estadounidense se desaceleró de 2.8% a 1.6% (-42.85%), el desempleo cayó de 8.1 a 7.6 (6.17%); en la zona euro: el crecimiento económico pasó de -0.6 a -0.4 (33.33%) y el desempleo aumentó 7.89% en tanto Japón, con un crecimiento igual a cero, logró reducir el desempleo en 4.54%. Los desafíos del crecimiento económico y la reducción del desempleo estarían en que “podrían producirse salidas de capitales”, generarse “una tendencia a la desvalorización de las monedas locales y el comienzo de un ciclo de alzas en las tasas de interés internacionales, lo que afectaría los flujos de liquidez e inversión, uno de los elementos que mantuvieron el crecimiento de la década anterior”, puntualizó.

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