Los falsos apóstoles
La inversión de valores tiene expresiones preocupantes: la desintegración familiar, la droga, el enriquecimiento ilícito, la corrupción y la cultura de la impunidad son vicios que lacran la sociedad dominicana, que se acentúan con el paso del tiempo y nadie hace nada para remediarlo. Hay otras taras menos visibles pero igualmente alarmantes, como el chantaje y la extorsión que se cobijan en una supuesta integridad moral y ética. Individuos y organizaciones que se disfrazan con el ropaje de una inexistente lucha contra la corrupción y que en el mejor de los casos tienen intereses de corte político y electoral, aunque muchas otras veces son de carácter mucho más espurios y mercuriales. Ofrecen declaraciones y participan en medios de comunicación fingiendo ser apóstoles de la moralidad y guardianes de la ética cuando en el fondo son sólo poses que disfrazan su doble estándar. En nuestro país existen instituciones de la llamada sociedad civil ---algunas de ellas unipersonales--- que amparadas en una supuesta lucha contra la corrupción se convierten en agencias de chantaje al mejor estilo de la mafia siciliana. Cobran para “denunciar”; cobran para no “denunciar”; cobran para “defender”ÖCada “producto” tiene su tarifa. En cualquier caso muy cara. Contamos también con “líderes de opinión” capaces de criticar “los exorbitantes salarios públicos” mientras a sus casas ingresan todos los meses jugosos cheques por asistir a un par de reuniones mensuales en algún consejo de administración... Si de un banco, mejor. Son los mismos que olvidan convenientemente quién fue el Presidente que firmó el decreto que hizo posible el asiento en ese consejo, lo irrespetan llamándole ladrón y promueven juicios populares en su contra. Y luego tienen el tupé de visitarlo para sugerirle que “lidere un acuerdo político” que vulnere la sentencia del Tribunal Constitucional y evite un “genocidio” que sólo habita en sus retorcidas mentes. ¡Un ejercicio patético de doble moral vergonzante! De similar manera actúa la vocera de un movimiento cívico cuando se presta a participar en un vulgar chantaje televisivo en contra del vicepresidente ejecutivo de la CDEEE, Rubén Bichara. No tuvo reparos en cuestionar asuntos de manejo de personal, solicitar la intervención del gobierno en la CDEEE y pedir una auditoria de personal. Todo dentro de un libreto que la productora del teatro televisado organizó con toda la mala intención que le caracteriza. Una auditoría que hubo de hacerse primero en la Universidad cuando su cónyuge fue rector magnífico y que arrojó muchas observaciones críticas sobre los manejos que se produjeron en ese trienio. Con tan buena fortuna que el informe de esa auditoria no refleja la empleomanía pagada con fondos públicos al servicio de domicilios particulares. Algo parecido sucede ahora al distinguido jurista de la misma comparsa, quien ha puesto su talento jurídico al servicio de una empresa que acaba de perder la licitación para la confección de la nueva Cedula de Identidad y Electoral. Y que ha denunciado como fraudulenta. La Junta Central Electoral se auxilió en esa licitación de una comisión de veedores encabezada por Rafael Molina Morillo ---cuyo nombre es sinónimo de honorabilidad y verticalidad--- quien tuvo que aclarar algunos de los puntos objetados por los reclamantes. Lo hizo mediante la Comisión de Licitación que preside otro hombre honesto a toda prueba como Luis Ramón Cordero, y sucede que la empresa representada por el abogado de la sociedad civil no sólo miente en sus afirmaciones, sino que presuntamente subvaluó la propuesta de su cliente. Y lo que es aún peor: la empresa que representa fue creada a finales del año pasado como una razón social cuya actividad principal era vender productos agrícolas, y cambió su actividad comercial a mediados de este año con el único objetivo de participar en el concurso de la cédula. ¡Vaya a ver qué experiencia tiene para confeccionar un documento de identidad! Los abogados tienen derecho a ganar dinero en el ejercicio de su oficio, pero existen razones éticas que deben observar. Sobre todo cuando se mantienen discursos críticos contra la institución que licita y se es tan cuestionador de los poderes públicos por supuestos actos reñidos con la moral. Porque como dice la antigua frase romana: “La mujer del César no sólo debe ser seriaÖTambién debe aparentarlo”. Pero todo es parte de la inversión de valores que padece nuestra sociedad. Potenciada al cubo por lobos disfrazados de mansas ovejas... Que además pretenden liderar la manada social y adoctrinarla de acuerdo a los valores que dicen representar dentro de su propia farsa... ¡...Al final del día, sin embargo, quedan siempre desenmascarados por sus propios intereses!