Tráfico de armas: elemento generador de violencia
América Latina y el Caribe han sido víctimas desde hace décadas del narcotráfico, debilidad institucional que tolera la impunidad, la corrupción en la esfera pública y privada, múltiples manifestaciones de violencia social y la incapacidad de los Estados para ofrecer alternativas socioeconómicas viables para enfrentar la problemática. Si estas características se han presentado desde hace décadas, ¿qué nuevos hechos podrían explicar la ola de violencia? Es preciso mencionar como causas: la exclusión social, el elevado porcentaje de jóvenes NiNi (Ni estudian Ni trabajan) traduciéndose en falta de oportunidades que obliga a todo ser humano a sobrevivir por medio de cualquier método. Hasta hace algunos años la mayor parte de los delitos violentos estaban asociados al uso de armas punzocortantes y otros objetos utilizados por el criminal para amedrentar a su víctima. Hoy la situación es distinta, los delincuentes emplean armas de fuego de alto poder. Ante éste cambio en la conducta criminal, cabe preguntarse, ¿por qué se ha presentado este incremento si las legislaciones de los países de la región han sido restrictivas respecto a las armas ilegales. Una de las hipótesis que algunos exponen es que este fenómeno podría tener una explicación en función del incremento de la disponibilidad de armas de fuego ilegales al que tiene acceso el crimen organizado. El ex presidente Felipe Calderón llegó a señalar en un programa televisado y en la Cámara de Representantes en Washington que como producto de la expiración de la Federal Assault Weapons Ban (AWB) en EEUU en 2004, los criminales mexicanos fueron capaces de comprar armas de fuego sin precedente en EEUU para luego ingresarlas de forma ilícita a México. La historia es poco conocida. En 1994, durante la administración Clinton, el Congreso de EEUU aprobó la AWB, diseñada con el objetivo de impedir por 10 años la manufactura para uso civil de armas de asalto. En 2004, al no haber sido renovada por el Congreso como era necesario para que se mantuviera vigente, se volvió a permitir la producción de este tipo de armas. En consecuencia, la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de fuego y Explosivos (ATF) otorgó más licencias a empresas privadas y la producción de armas creció. Si no se ha flexibilizado la política frente a las armas ilegales a nivel doméstico, éstas tendrían que haberse importado de alguna fuente internacional. En esta situación, EEUU es el origen más factible, por la cercanía geográfica y por el reconocimiento explícito de que este país es el mayor exportador de armas de fuego a países en desarrollo. Es preciso señalar que en EEUU la manufactura privada y la posesión de armas de fuego es legal y cambiar este régimen tendría repercusiones para una sociedad acostumbrada a las armas. De hecho, en la Segunda Enmienda a la Constitución de EEUU de 1791 se señaló que “el derecho del pueblo a tener y portar armas, no será infringido”. Los traficantes de armas tienen acceso a vendedores privados en las exposiciones de venta de armas, donde según la ley estadounidense no se requiere un control de los antecedentes de la persona o un recibo de compra. Los medios de EEUU llaman esto “la laguna jurídica de las exposiciones de armas”. El tráfico de armas es uno de los negocios paralelos que trae consigo el narcotráfico. Desde hace décadas se dice que las armas viajan de Norte a Sur, por el mismo lugar por donde transitan las drogas de Sur a Norte. Muchas veces el armamento de los traficantes supera al de los Estados. La industria de armas ha crecido en EE.UU y la presencia de armas ilegales en países que no están en guerra también, generando poblaciones menos seguras. En el 2009 ocurrió un escandaloso caso denominado “Rápido y Furioso”. Fue el nombre con el que se denominó el plan de acción que tomó la ATF de los EEUU, para vender armas a presuntos criminales y dejarlas pasar por la frontera con México y Centroamérica, con el objetivo de poderlas rastrear y darle seguimiento, esperando identificar a los responsables que trafican armamento que luego va a parar a manos de narcotraficantes. Entre octubre de 2009 a septiembre del 2010, se calcula que se traficaron de 1,500 a 2,500 armas que ingresaron a territorio mexicano de forma ilegal, de las cuales 797 fueron recuperadas. Todo esto pasó sin que las autoridades norteamericanas informaran al Gobierno de México sobre el operativo y las posibles consecuencias que podría acarrear. En diciembre de 2010 fue asesinado el agente de la patrulla fronteriza Brian Terry, 2 meses después en febrero de 2011, el oficial de Migración y Aduanas Jaime Zapata, también fue ultimado. Las autoridades estadounidenses reconocieron que los dos agentes fueron asesinados con rifles AK-47 que fueron comprados durante la operación “Rápido y Furioso”. Al tener acceso a todo tipo de armas los criminales modifican su comportamiento y la estrategia es tratar de corromper o evadir al gobierno, luego sintiéndose más poderosos deciden retarlo o confrontarlo, así como creerse con la capacidad de enfrentarse con mayores ventajas a otros grupos criminales y, con ello, posicionarse como líderes de los mercados y actividades ilícitas. En el marco de la edición número 82 de la Asamblea Mundial de la InterPol celebrada en Cartagena, se dijo que todos los años, en el mundo, son asesinadas con armas ilegales 245 mil personas. Este mercado puede mover hasta US$2,500 millones. Se estableció que según estudios internacionales en poder de civiles hay más de 650 millones de armas. EEUU ocupa el primer puesto con más de 270 millones, una por cada 3 habitantes, mientras que Alemania tienen unos 25 millones, una por cada 3 habitantes.