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Opinión

FUERA DE CÁMARA

JB en el camino a Najayo

Esa mañana de diciembre de 1993 el helicóptero despegó del jardín oriental del Palacio Nacional. Además de los dos tripulantes, sus ocupantes eran el presidente Balaguer, el jefe de la Policía, Rafael Guerrero Peralta y el jefe del Cuerpo de Ayudantes, general José María Pérez Bello. Era un vuelo a baja altura y de pocos minutos porque el destino era San Cristóbal. Ese día quedaría inaugurada la “cárcel modelo” que sustituía la “preventiva” del ensanche La Fe, una mazmorra de características medievales que fue morada hasta de un expresidente, el doctor Jorge Blanco. El corto vuelo se hizo en absoluto silencioÖ Tanto, que casi al llegar Balaguer le preguntó de forma socarrona a su ayudante militar: ¿Pérez Bello, andamos solos en este aparatoÖ? “-No, PresidenteÖ nos acompaña el general Guerrero, jefe de la Policía”. En ese momento intervino el acompañante: “PresidenteÖ es que tengo un problema serio que necesito tratarle”. Balaguer lo interrumpió: “¡Qué dichoso es ustedÖ que tiene un solo problema. Yo tengo milesÖ!” “En el regreso, Presidente, necesito comunicarle algo muy importante que está ocurriendo con el secretario de Interior y PolicíaÖ -Está bien, usted me dirá, general...” Un eterno pugilato...El secretario de Interior y Policía en la época era el doctor Atilio Guzmán Fernández, reformista de la vieja guardia, amigo personal de Balaguer y secretario general del Partido Reformista, además de mocano con fama de guapo y respondón.... ÖUn pleito con él parecía perdido de antemano por todo el poder que acumulaba y por su cercanía con el Presidente y su viejo arraigo partidario. Pero Guerrero Peralta, entonces joven oficial de carrera y origen, formado por la DEA en la lucha antinarcóticos, también gozaba del respeto y el aprecio de Balaguer, además de que estaba llevando a cabo una buena jefatura policial, sin causarle mayores contratiempos al gobierno. Siempre ha existido una lucha de poder por la confusión de jerarquías entre el jefe de la Policía y el ministro de lo Interior. Teóricamente la Policía está subordinada a Interior y obviamente el jefe policial queda debajo del ministro en el organigrama de mandos. Pero en la vida real eso no es así porque el jefe de la Policía despacha directamente con el PresidenteÖ Y fue eso lo que ocurrió entre Guerrero Peralta y Guzmán Fernández en el invierno de 1993 cuando se inauguró la cárcel de Najayo, hace 20 años... Y entonces.... el desmayoMinutos antes de abordar el helicóptero junto a Balaguer, el jefe de la Policía había tenido una fea discusión con el secretario de Interior y Policía. Del tiro, la presión le subió a 17. Y ese malestar explica su silencio camino a San Cristóbal. Guerrero tenía que dar el discurso de orden en el actoÖ Al lado de Balaguer, sentada en la tarima, estaba Sonia Guzmán de Hernández, que formaba parte de la Comisión de Reforma Carcelaria. Y comenzó el discursoÖ De pronto se escuchó una voz: ¡Siga, siga, generalÖ! Inmediatamente después, un golpe secoÖ El jefe de la Policía cayó redondo. Balaguer ni siquiera se inmutó. Sólo preguntó: ¿Qué pasó, Pérez BelloÖ? Y Pérez Bello respondió: ¡Se desmayó el general GuerreroÖ Presidente! El oficial sufrió una isquemia cerebral y fue tratado en Estados UnidosÖ A su regreso Balaguer le dio un consejo: “Trabaje sólo ocho horas diariasÖ Y cójase de jueves a domingos de descanso”. A poco lo sustituyó.

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