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Opinión

UMBRAL

China vista desde adentro

Fan Jida, un joven profesor universitario de Beijing, contó a una delegación del Partido de la Liberación Dominicana, PLD, y otras organizaciones políticas amigas que están de visita en China, que los profesores en la escuela primaria donde estudiaba, esperanzados en el progreso del gigante, les decían a sus alumnos que cuando fueran hombres vivirían en casas de dos niveles, dotadas de servicio eléctrico, agua y teléfono. Su relato tuvo la intención de convencernos de lo rápido que ha sido el progreso de China después de las reformas estructurales iniciada por Deng Xiaoping en 1978, en las que se definió implementar la “economía socialista de mercado” para liberarse de las trabas que se crearon a partir del nacimiento de la Nueva China de Mao Zedong y su economía planificada que no pudo hacer despegar hacia el desarrollo al país. Deng fue acusado de revisionista. La izquierda trasnochada que no entiende de los procesos dialécticos le acusó de traidor, de construir las bases para el levantamiento de un capitalismo de Estado, y reivindicaban el apego de Leonid Breznev y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, a los principios del socialismo científico, sin sospechar que aquel sistema se hundía sin que se tomaran medidas a tiempo como lo hacían los dirigentes chinos. Pero el líder reformador siguió impertérrito teniendo claro hacia dónde se dirigía; tan claro lo tenía que cuando apareció la perestroika y le quisieron subir a ese tren, enfrentó con firmeza al occidente cómplice, y encaró el mayor desafío en la plaza de Tiananmen como nadie pensó que lo haría. También resistió a los detractores que de alguna manera compartían sus principios ideológicos, al sentenciar que lo importante no es el color de gato, sino que cace ratones. El gato comenzó a cazar las políticas ineficientes implementadas a partir de la Nueva China y a construir el modelo que le ha llevado a crecer durante 30 años al ritmo de 2 dígitos, frente a una economía global que en el mismo período alcanzó un crecimiento promedio de solo 2 por ciento. Esta diferencia abismal, esta ebullición económica de tres décadas se palpa en Beijing, se palpa en Shanghái y otras ciudades industrializadas cuyo dinamismo económico supera a los más emblemáticos y pujantes centros del capitalismo mundial. El profesor Fan pensó que de hombre viviría en su casa de dos niveles y no en una ciudad de rascacielos y luces en donde todos tienen teléfonos fijos y hasta más de un celular, aparato que para 1987, según nos explicó, solo conocían por haberlos visto en las películas que llegaban desde Hong Kong. No pensó él, como no pensaba el mundo en 1978, que a esta fecha aquel inmenso y empobrecido país habría desplazado a Alemania y Japón de la jerarquía económica mundial y que apura los pasos para colocarse a la cabeza. Consciente de su nuevo papel ante la realidad de su creciente aporte al PIB mundial y lo que esto implica para el nuevo papel que debe jugar en el tablero del ajedrez internacional, China se abocó a convocar del 9 al 12 de noviembre de este año, la III Sesión Plenaria del XVIII Comité Central del Partido Comunista para discutir una segunda ola de reformas que garanticen la continuación del avance económico y social que vive el país de Mao, y que uno puede palpar en las calles, en las fábricas y en la gente. Pero de eso escribiré el próximo viernes. La persistente crisis haitiana CARLOS R. ALTUNA TEZANOS Históricamente el pueblo haitiano ha estado enmarañado en una crisis ñsocial, política y económicañ engendrando en el Estado Haitiano una eterna e inacabable ingobernabilidad acrecentada por las intervenciones militares, el embargo económico y una inseguridad inhumana, que afectan directamente a su población. La situación imperante de extrema pobreza genera flujos migratorios hacia nuestro país, que afecta nuestra seguridad e incluso y la seguridad regional. Reconocemos que nuestros sistemas de controles y regulación migratoria tienen grandes deficiencias, lo cual se refleja en la gran cantidad de extranjeros que residen en el país, que entran de manera legal ñpor ejemplo turistasñ que luego pasan a la ilegalidad, por lo ante expresado y gracias a las bondades y acogimiento del pueblo dominicano. Tras el terremoto del 2010 acaecido en Haití, y el hecho de compartir la misma isla, como opción obligada de sobrevivencia y de manera natural, ellos nos perciben como un territorio en donde pueden subsistir. Ajenos al parecer a esta intención, los dominicanos, solidarios siempre, hemos visto aumentar considerablemente su presencia en toda la geografía nacional, constituyéndose en un lujo que el Estado dominicano no puede darse. En un acto soberano, el Tribunal Constitucional emitió la sentencia 168-13, que busca a regularizar el estatus de todos extranjeros radicados en el país, sean haitianos o no. Sin embargo una seria dificultad que de seguro va a obstaculizar o retrasar este proceso, es el hecho de que ellos no tienen ningún tipo de documentación oficial emitida por su país de origen, a diferencia de otros extranjeros, que si pueden presentar los mismos al ser requeridos. El gobierno haitiano mucho antes de emitirse el fallo, inicio una campaña de descredito e injurias en contra de República Dominicana ante foros, organismos internacionales e incluso gobiernos amigos, presentándose como la víctima de un supuesto plan de desnacionalización y xenofobia que sufren un gran número de descendientes de haitianos nacidos en el país, y a nosotros como sus grandes verdugos. Escenario inadmisible dentro del marco del respeto y buenas relaciones entre las naciones, donde se percibe que el Estado Dominicano no ha tenido una respuesta en su justa dimensión para enfrentar la actitud irrespetuosa del gobierno haitiano. En cambio, del lado haitiano, continua la perorata de menospreciar la decisión soberna del país, mientras ellos mismo rechazan a sus propios nacionales, cuando los conceptúan apátridas, desconociendo que su propia

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