ORLANDO DICE...
Resabios de peledeístas en su proceso interno
LA CARAMBOLA.- Los peledeístas andan de aniversario por estos días haciendo lo que nunca habían hecho durante cuarenta años: discutir la importancia de sus padres fundadores. La historia de la Segunda Guerra Mundial no pudo ser contada igual por Franklyn Delano Roosevelt, que no la inició ni la vio terminar, que por Winston Churchill, que sí estuvo desde el principio y fue una de sus figuras supremas. Del mismo modo, Ramón Blanco Fernández no puede narrar los primeros momentos del PLD como lo hace Franklin Almeyda, pues no es igual de cerca que de lejos. Ese pequeño debate, sin embargo, no es personal, y es una de las tantas candelitas que queman por abajo, sin que ni siquiera se vea humo. El PLD siempre fue un partido de pocos, pero al paso del tiempo esos pocos se hacen más pocos, y algunos olvidados, a pesar de haberse mantenido fieles a los principios originarios, quieren recuperar prestancia. ¿Qué mueven estas quejas, los cuarenta años que ahora se celebran, el VIII Congreso o la recomposición de los organismos de dirección? En el PLD no conviene ir de frente, sino ayudarse de carambolas... LAS ELECCIONES.- A pesar de estos resabios, incluso de las celebraciones que marcan el final de año, el punto más importante de la agenda de los peledeístas es su proceso electoral. Los organizadores son sigilosos, y no hablan ni aceptan preguntas, pero su tarea no es fácil. Un escrutinio con varios tipos de boletas, más de dos mil comités intermedios y un padrón que ñdicenñ supera los dos millones de miembros. Dicha complejidad demanda el esfuerzo concentrado de todo el partido y no de una comisión, y las colaboraciones se hacen rogar, puesto que la neutralidad es un ave rara, y sí existe, no vuela con suficiencia. Además, está la Navidad de por medio. Desde fuera se piensa que con las ampliaciones, los espacios no solo alcanzan, sino que sobran. Pero dentro se cree lo contrario. El prurito de los organismos contagia al más desinteresado, y no se descartan murmuraciones, aun cuando se sabe que en el PLD todas las golondrinas juntas no hacen verano... LA PLANCHA.- El “baquiní” de los seguidores de Hipólito Mejía del domingo pasado se pensaba que era para seleccionar una plancha unitaria y enfrentarla a la que encabece Miguel Vargas en la supuesta convención de febrero. Sin embargo, lo que hubo fue una competencia de aplausos y una confusión de lenguas, pues no puede considerarse parte de un mismo esfuerzo el llamado al perdón y a la reconciliación de Neney Cabrera, rememorando a Nelson Mandela, que la amenaza de guerra del expresidente Mejía, quien con su media sonrisa parecía un Atila satisfecho. Aunque eso no fue lo peor. Una de las pequeñas tribus interpretó claramente las señales de humo, que ya no se usan los golpes de tambor. Las menciones de Chú Vásquez y Milagros Ortiz, juzgaron, no fueron casuales. Existe una voluntad, por no decir designio, de que encabecen la propuesta unitaria. Ortiz a la presidencia, y Vásquez a la secretaría general. No hay que decir que la sola idea provoca reacciones propias de perredeístas, aunque -todavía- no a viva voz... LA ENCUESTA.- Uno de los perredeístas insurgentes me comentó: “Nosotros los estábamos dejando”, y ese nosotros es la parte más beligerante y que quiere adelantar posiciones en el actual proceso. Los estaban dejando porque existe una encuesta, hecha por una firma acreditada, y Milagros Ortiz y Chú Vásquez no son los aspirantes más favorecidos. Ellos saben que Hipólito Mejía dice que no apoya a nadie, y al final hace tantos amarres que termina más envuelto que un andullo. Otro del mismo núcleo más o menos denunció que querían imponer a “gente sin votos”, pero ese se refería a Enmanuel Esquea, con quien tiene una abierta y conocida disputa. Esto es, que lo único claro es que el combate será contra Miguel Vargas, pero no se conoce el color de la trusa y mucho menos quién la llevará puesta. De Mejía o de Abinader, no hay dudas, pero entre ellos hay tantos, y el sorteo se hace tan incómodo, que nadie puede cantar victoria por adelantado. Aunque deben preocuparse de que no se rompa la taza...