ORLANDO DICE...
Solución haitiana disfrazada
IMPREVISTO.- El presidente Danilo Medina tuvo como todo candidato su programa de gobierno, pero de seguro que entre los aspectos principales no figuraban las relaciones con Haití y que no pensó -- en ningún momento ñ que fueran a constituir un dolor de cabeza. Cada mandato tiene sus imponderables, sus imprevistos y sus aguas difíciles de beber, de manera que el actual mandatario dominicano no va a ser la excepción. Haití le estalló como una granada en las manos y su responsabilidad no puede ser otra que evitar que cause daños mayores. En estos día se habla de la parte migratoria, pero no hace mucho eran los productos de exportación: pollos, huevos, plásticosÖ, un asunto que se maneja de bajo perfil, pero para el que tampoco se logra solución satisfactoria. Los empresarios ñ de uno y otro lado de la isla -- decidieron buscar por sí mismos una salida al impasse, pero sea que alcancen o no un entendimiento, el tema volverá a la fantasmosa agenda bilateral. El gobierno, por tanto, está obligado a moverse en medio de un fuego cruzado, sin preparación ni escuela... SOLO ELLOS.- El dominicano estaba acostumbrado a vivir como chivo sin ley, y los extranjeros, al parecer, se dejaron ganar por ese ánimo irresponsable. En particular los haitianos. Si en su país no hay leyes y el vecino no aplica las propias, la isla era una sabana de libertad absoluta, en que la que se podía ir y venir sin dificultad. Esa situación pudo haber seguido así hasta el infinito, pero llegó el fallo del Tribunal Constitucional, y los dominicanos muy amantes de los haitianos se dedicaron a contravenirlo. Léase bien: los dominicanos amantes de los haitianos. No extraña, pero debiera llamar ñ por lo menos -- la atención que solo se protesta por los haitianos, y que ninguno de los otros Estado se queja, a pesar de que afecta a sus súbditos. Los demás extranjeros saben hasta donde llegan sus derechos y no se resisten al nuevo orden. De manera que no es verdad que República Dominicana esté bajo escrutinio del mundo entero y que sus autoridades no tengan más alternativa que aceptar imposiciones... LA DEFENSA.- Los haitianos ñ de manera organizada -- no han querido dar la cara, sino que como les dio resultado en el pasado, se esconden tras las faldas de las entidades y ahora gobiernos que hacen de madres ocasionales. Cuando se habla con miembros de la Diáspora, se defienden diciendo que Haití no se ha quejado abiertamente ni sometido a República Dominicana ante organismos internacionales. Esto es, que cuida la forma. Sin embargo, resaltan dos cosas. La primera, que las juezas disidentes dijeron desde el principio que la sentencia iba a repercutir en el mundo, y eso se está viendo. Y segundo, que fueron los dominicanos quienes hablaron de genocidio. Lo que podría llamarse Doctrina Juan Bolívar y que el presidente haitiano Michel Martelly levantó como bandera en la reunión del Caricom. Lo que decía. No son los haitianos de por sí la verdadera contraparte, sino los dominicanos que hacen suya dicha causa. No es casual que en el altar de los haitianos de ahora figuren dominicanos de estos tiempos... EL MISMO.- Incluso, hay un hecho interesante. Como el diálogo con Haití se fue a pique, y los haitianos no pueden actuar en el escenario de la regularización de sus connacionales, sectores dominicanos quieren tomar el relevo y hacerse sentir como si fueran la parte haitiana. De esos deben cuidarse las autoridades dominicanas. El propósito es muy sencillo, y hasta posible: Que lo que no se pudo con los haitianos, sea obra de dominicanos. ¿Acaso no se está hablando de Solución Dominicana? El anecdotario dominicano registra una ocurrencia en tiempo de Trujillo. Un camión que transitaba con la leyenda “ El Espíritu de Lilís” fue conminado manu militari a quitar dicho letrero, y el propietario del vehículo accedió gustoso. Solo que días después la población gozó por lo bajo con la salida chusca del chofer. En un lugar más visible y con letras más grandes puso “El Mismo Espíritu ”, y nadie dudó que fuera el de Lilis. Con la Solución Dominicana sucede otro tanto: es la solución haitiana disfrazada...