En Miranda fallaron todos
Lo de “Loma Miranda” parece un complot donde muchos le han fallado a la Nación. Primeramente falló la propia empresa interesada, es decir, la Falcombridge, que en todo el período de denuncia y debate abierto, nunca contraatacó ni se defendió del montaje mediático instalado sobre premisas ecológicas y ambientales falsas. Pero tampoco fue capaz de presentar un estudio de impacto ambiental exponente sin mácula de una minería responsable. Fallaron ecologistas que para meter miedo dijeron al país que en dicho lugar hay cientos de especies endémicas y nativas que desaparecerían si se permite la explotación, sin explicar que esas mismas especies de la biodiversidad también están en diferentes sitios de la Cordillera Central y en otros lugares del país, y además, que la mayoría de ellas se puede reponer una vez se extraigan los minerales. Fallaron aquellos que mintieron afirmando que la explotación minera en Loma Miranda provocaría la desaparición de numerosos ríos, poniendo en peligro la presa de Rincón y la producción de arroz y otros productos agrícolas en el Valle de la Vega Real. Fallaron varias instituciones del gobierno que saben muy bien que en ese lugar solo nace el río Jayaco, el arroyo intermitente Miranda y una que otra cañada por donde circula agua solo cuando llueve. El Jayaco, que en todo caso quedaría protegido, según la empresa, le aporta 1 m3/seg al río Pontón, afluente del río Camú, que a su vez desemboca en el Yuna, todos distantes de la presa Rincón. El Sistema fluvial que se rinde a la presa de Rincón nace en Las Neblinas y Cazabito, que para nada tiene que ver con Loma Miranda. Especialmente le falló al país el Ministerio de Medio Ambiente, institución llamada por ley a poner las reglas del uso y manejo de los recursos naturales en la República Dominicana, pero que se ha mostrado incapaz de ofrecer su propio veredicto técnico. Fallaron la Academia de Ciencias y la Universidad Autónoma de Santo Domingo que sin cumplir sus funciones de asesores del Estado y sin investigar por si mismas, claudican y se suman a sectores radicales que han perdido su espacio natural y ahora se esconden detrás de instituciones, organizaciones y profesionales ambientalistas. Fallaron los senadores de las provincias Monseñor Noel y La Vega. El primero, que en principio se sumó a los grupos ecologistas en pos del populismo mediático que se le ofrecía gratuito, sólo se dio cuenta que clavaba cuchillo para su propia garganta cuando quedó en evidencia que 1500 trabajadores de su provincia o gran parte de ellos, quedarían cesantes por el anunciado cierre de la compañía minera. El segundo, profesional de la ingeniería que conoce muy bien de lo que hablamos, trabaja mirando el 2016. Finalmente, falló la Iglesia que sin estudio científico a mano ni mensaje divino alguno, se adviene a causas que de seguro no son parte del Concordato.