CON MIS OJOS
Temporada de exigir cambios
Está en pleno florecer una generación que ya no tiene como referente del poder a ninguno de los caudillos que dominaron el siglo XX. Esta gente de clase media -que piensa con los dedos y habla por redes sociales- no arrastra las cicatrices de las dictaduras ni la quemazón de la transición a la democracia más larga que se pueda imaginar. Estas no son personas con miedo a la Banda Colorá. En su vida han saboreado el manjar de la libertad de expresión, han tenido acceso a los medios internacionales y han hecho de internet su centro información, del tipo que es servida como quieran, cuando quieran y donde quieran. A la generación que se cansó de estarse quieta viendo como otros decidían su destino muchos la subestiman. Es normal que pase cuando los sectores de poder -político, empresarial, eclesial- han estado tan acostumbrados a que no haya cuestionamientos y que todo se resuelva a golpe de papelestas, condenas e intimidación . Nadie es tan ingenuo como para creer que la hegemonía de los partidos está en riesgo inmediato. Tampoco es cierto que se busque socavar los avances democráticos que hemos logrado -nadie quiere volver atrás en lo que a respeto de los derechos humanos se refiere, como ha quedado harto demostrado en las múltiples protestas contra un Código Pénal que aumenta las penas a menores de edad, reduce las vinculadas a violencia de género y sigue castigando con cárcel los delitos de prensa. Los recursos que brinda la tecnología han puesto en el ojo de los medios internacionales los debates internos, al punto de llegar a constituirse como tendencia mundial de la red social Twitter el lema #LeonelMiente, acuñado durante la alocución del expresidente el martes 13 de este mes. El ejercicio de una ciudadanía activa que exige sus derechos hay que defenderlo sin contemplaciones. Aquí comienza amanecer.