Opinión

EN PLURAL

Lo que nos une

Yvelisse Prats Ramírez De PérezSanto Domingo

Joubert sentenció “sólo el sabio retrocede para tomar el verdadero camino”. Ante la premiosa pregunta que hace Tony en su artículo del martes, ¿qué nos une en el PRD? Respondí en mi interior evocando a Joubert. Socializo En Plural la reflexión, contesto desde mi corazón al compañero poeta. Lo que nos une, Tony, es el esfuerzo por revivir las utopías que nos convocaron en el pasado, que enunciaste en tu artículo. El PRD no nació y creció en sus comienzos bajo la égida de Maquiavelo. Durante muchos años, el pragmatismo no fue motor en sus acciones. Se empinó sobre ideales, se hacían sacrificios, se pensaba en el país, se luchó por las libertades de todos, no se exigía más retribución que la que da un deber cumplido. Aunque las disensiones asomaron temprano, unas fueron por diferencias solemnes en la interpretación del destino partidario; otras, no puede ocultarse, eran pujas para controlar el poder. Hubo egoísmo y ambiciones personales, porque los perredeístas somos profundamente humanos y no santos, pero la base popular del partido, inmensa como un océano y firme como roca maciza, estuvo siempre, en mayoría, como ahora en el espacio correcto. Como lo reseñas, Tony, las manos maestras de los sectores conservadores dentro y fuera del partido, incentivaron las pugnas internas; se produjo en 1973 un desgajamiento dramático: se nos fue don Juan, en un paroxismo de su ética. Formó el PLD, que ¡ay! Ha renegado de su fundador en 12 años de desempeño maquiavélico. En esta división, que sumó muchos años al predominio del sector conservador, no se renegó de los principios. Bosch se fue del PRD creyendo en ellos, no es culpa suya lo que han hecho los peledeístas. Peña Gómez interpretó como ningún otro a las masas; fue fiel hasta su muerte a la utopía. Cuando Hatuey, expulsado emocionalmente del PRD, fundó partido, proclamó que lo construía sobre las bases doctrinarias de nuestros fundadores y las visiones políticas de Peña Gómez; entre los que dirigíamos el PRD en esa época, había gente que siguió postulando lo mismo: resultó que, pese a la división, dos partidos tienen una plataforma ideológica coincidente, enraizada en la social democracia y en el ideario de Peña Gómez. Con errores y caídas, el PRD, sobre todo sus bases, mantiene en su horizonte trasuntos de utopía. Lo reafirmas, Tony, en el recuento de esta saga heroica que se inició en Manabao, dio carne y sangre a la democracia desde 1961 e incendió de fervor patriótico las calles de Ciudad Nueva. El grupismo que se fue consolidando dentro del Partido, y que combatí todo el tiempo, ha sido Tony, el cáncer que destruyó una buena parte del tejido doctrinario y ético de nuestro PRD. Los grupos y sus jefes arrinconaron a Peña Gómez, atropellaron principios, intentaron confundir la magnífica intuición de nuestras bases con un clientelismo interno que avergüenza. Esas bases, Tony, esperan por nosotros, por los que tenemos el deber de pavimentar sus vías de legítima participación. En la inflexión decisiva de la actual crisis, tú preguntas, ¿qué nos une ahora en el PRD? La respuesta la induces tú mismo: desgranas en el texto, “memorias venerandas de otros días” sustituidas, te cito, por “ganancias de egos y objetivos difusos cuya matriz individualista brota en interés y bienes”. Lo que nos une para aniquilar esa matriz, nos lo aconseja Joubert: volvernos sabios, mirar nuestra historia pasada, encontrar en ella huellas, pistas que hay que seguir. En toda crisis, se incuba un renacer. En el siglo XVI, el Renacimiento volvió la vista al pasado, a los clásicos rompiendo con la oscuridad del Medioevo; extrajo semillas iluminadas que eclosionaron en flores ideológicas, filosóficas, artísticas y de lozanías renovadas en la contextualización renacentista. El humanismo, con su visión antropocéntrica, fue la definición madura del Renacimiento. Volvamos a los clásicos, Tony. “los clásicos”, significan en el momento actual perredeísta los documentos fundacionales del PRD, nuestra Declaración de Principios, nuestras Estrategias de Partido y Gobierno, los textos de Peña Gómez, aquellos inolvidables folleticos sobre Revolución democrático-nacional y Socialismo Democrático en cuya redacción participamos tú y yo, las resoluciones del Congreso del año 2010; y por supuesto, nuestros Estatutos. Leer, estudiar, aprender, crear desde las antiguas creaciones fecundas nuevos aportes al Socialismo Democrático y el Gobierno Compartido. Eso nos une ahora Tony. Mirar hacia atrás, como hiciste en tu artículo brincar la barrera de individualismo, rescatar, al precio que sea, nuestro derecho al porvenir. ¿No es este el mensaje que nos trasmite tu hija Faride, junto a un equipo estupendo de jóvenes, integrándose a la Secretaría Nacional de Educación y Doctrina para realizar las jornadas renacentistas y amorosas del “Programa de Reestructuración Partidaria sobre la Ideología del PRD”? Esa esperanza Tony, que te responde tu propia sangre renacida, es la que ahora nos une.

Tags relacionados