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En la diana

Primer tiroHay que abrir bien los ojos para distinguir entre subsidio eléctrico y transferencias al Banco Central. Los recursos presupuestarios recibidos por las empresas eléctricas se destinan a cubrir un déficit originado por sus ineficiencias y el subsidio que se produce cuando las autoridades de ese sector deciden vender la electricidad por debajo de su costo de producción. Los recursos públicos recibidos por el Banco Central son pagos de los intereses devengados por bonos emitidos y por emitir para la capitalización de dicha institución. Los primeros son financiamientos por debajo de la línea al déficit de las empresas eléctricas; los segundos son ingresos registrados por encima de la línea. Los primeros representan el costo de las ineficiencias y el subsidio a la tarifa eléctrica, y serán mayores mientras mayor sea la producción de electricidad, el rezago de dicha tarifa y mientras más altos sean los precios del petróleo. Los segundos representan el costo del aporte de la política monetaria a la estabilidad macroeconómica. Los primeros financian pérdidas por ineficiencias y consumo subsidiado, los segundos financian el costo del control de la inflación. Segundo tiroMientras las pérdidas de las empresas eléctricas pueden disminuir por aumentos de tarifas, aumentos en la eficiencia, o por reducción de precios de los combustibles, el déficit cuasi fiscal se reduce disminuyendo el pago de intereses de los certificados emitidos por el Banco Central. Mientras el déficit de las empresas eléctricas se convierte casi en su totalidad en déficit corriente con el exterior (todos los insumos de la producción de electricidad son importados), la propensión importadora del déficit cuasi fiscal es casi nula. Mientras el déficit eléctrico se mantiene en una dinámica tipo círculo vicioso, pues el criterio de éxito de las autoridades eléctricas es la cantidad de electricidad producida y comprada a empresas generadoras oligopólicas que ajustan sus márgenes de ganancias automáticamente (lo que implica que a mayor éxito mayor déficit), el déficit cuasi fiscal depende básicamente de la tasa de interés interna, cuyo nivel puede fluctuar en función del objetivo del Banco Central de mantener controladas las fuerzas inflacionarias. Tercer tiroLa presión del déficit eléctrico sobre el gasto público se reduce estrechando el rezago tarifario, aumentando eficiencia o produciendo menos electricidad. Mientras lo primero va en contra del presupuesto de gasto de los hogares, lo tercero va en contra de la renta que producen los contratos oligopólicos de los generadores. La presión del cuasi fiscal solo se puede reducir ampliando el plazo de la capitalización. Pero es al nivel del impacto macroeconómico donde está la esencia de la diferencia, pues mientras la eliminación del déficit eléctrico reduce la capacidad de gasto de los hogares y aumenta la del Gobierno, el aumento del plazo de la capitalización aumenta la capacidad de gasto del Gobierno pero reduce la capacidad del Banco Central para flexibilizar su política monetaria y de aumentar la capacidad de gasto de los hogares y empresas en consumo e inversión mediante reducciones de tasas de interés. Se concluye entonces que el bosque es más complicado de ver, y hay que abrir los ojos más todavía.

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