Opinión

FUERA DE CAMARA

Tres traidores y un chantaje inaceptable del PPH

A dos semanas de las elecciones, Hipólito Mejía no ha tenido ni siquiera la delicadeza de llamar al Presidente Electo y felicitarlo por su triunfo del 20 de mayo, como hacen todos los políticos decentes del mundo cuando son derrotados en unas elecciones. En cambio, le ha sobrado tiempo para dividir a su partido y alejarlo cada vez más del poder, mientras pretende chantajear al Presidente Electo para que le reconozca un liderazgo que no tiene ni dentro ni fuera del PRD. Como no tiene recato ni siquiera para guardar las formas, se atrevió a mandar a César Cedeño donde Danilo Medina para “informarle” que se proponía, junto a su grupo, expulsar del PRD a Miguel Vargas y sus seguidores, para lo cual le solicitaba apoyo. Y de paso intentar chantajear al nuevo gobierno. La respuesta que recibió no podía ser más contundente: Ni el PLD ni el nuevo gobierno pueden involucrarse en un conflicto interno de ningún partido. Y sobre la interlocución que reclamó Cedeño para Mejía como “líder de la oposición”, el Presidente Electo le replicó que esa condición no la determina ni él ni nadie en particular, sino la institucionalidad partidaria que debe establecer estatutariamente cada organización política. En el encuentro se produjo un momento de tensión cuando Cedeño le dijo a Medina- - hablando por encargo de su jefe político-- que “la paz social” depende de la actitud que en ese sentido asuman el PLD, Leonel Fernández y el próximo gobierno. Se cuenta que cuando el enviado de Mejía dijo semejante burrada, el Presidente Electo se levantó de su asiento, le extendió la mano y dio por concluida la reunión. El PPH se propone chantajear al nuevo gobierno bajo el alegato de que en el país no habría paz social en caso de que Hipólito Mejía no sea reconocido como “líder de la oposición”, una condición que reclama ilegítimamente desde horas después de perder las elecciones del 20 de mayo. Danilo Medina le hizo saber bien claro al enviado de Mejía que el nuevo gobierno no se involucrará en el conflicto interno del PRD. Y que de llegar a la instancia judicial, los tribunales competentes deben pronunciarse sin injerencia de ninguna naturaleza. Ahora se sabrán cositas Horas antes de la convocatoria de la comisión política de Hipólito Mejía, Orlando Jorge Mera se reunió con Miguel Vargas y le juró que no se prestaría para intentar legali zar una acción en su contra. Pero fue el primero en llegar al hotel Santo Domingo la tarde del viernes para sellar definitivamente la división del PRD. Orlando fue llevado a la secretaria general perredeista por Miguel Vargas, que lo impuso en una convención interna donde la co-relación de fuerzas favorecía por mucho a Guido Gómez Mazara, que aspiraba al puesto. Semejante actitud separó para siempre a Miguel y a Gómez Mazara. Pero la máxima expresión de esa ingratitud posiblemente jamás llegue a saberse en detalles. Porque el hijo del ex-presidente Jorge Blanco debe más que el puesto a Miguel Vargas. Debido a un serio conflicto judicial que se encuentra ya a nivel de ejecución, el presidente del PRD ha tenido no sólo que hablar hasta chino--un idioma que no sabe--sino también meter la mano en su bolsillo profundo para atenuar sus efectos. No es el único caso. Hay otros que le mordieron su mano generosa, levantando la suya a traición para decretar su “suspensión” del PRD. Lo penoso es que todos volverán como si nada hubiera pasado cuando los tribunales decidan quién conserva los símbolos del PRD. Sólo hay que recordar lo que pasó cuando a Peña le dieron ganancia de causa en aquella división con Majluta. Los traidores volvieron con el rabo entre las piernas, pero volvieron... Y algunos hasta participan ahora en esta nueva división. Los otros dos...El caso de Andrés Bautista y Geanilda Vásquez es también penoso. La señora Vásquez fue llevada en hombros por Miguel Vargas a la secretaria de Organización del partido. Y tres días antes de las elecciones dio unas declaraciones a la prensa reconociendo la postura de Miguel en el proceso electoral, al indicar que el presidente de su partido estaba actuando apegado a la institucionalidad. ¿Cómo se explica entonces que estuviera entre las primeras en levantar la mano para que Miguel fuera sustituido de la presidencia del PRD? Y lo de Andrés Bautista no es muy diferente. La presidencia en funciones es la par de una vicepresidencia en cualquier estructura que no sea el PRD. Y es un cargo que designa discrecionalmente el presidente titular del partido. Al señor Bautista lo designó Miguel “dedocráticamente” cuando andaba como alma en pena después que lo derrotaron tras intentar relegirse como senador de Espaillat.

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