Opinión

ORLANDO DICE...

Margarita y su proclamación en la Arena del Cibao 

LA CALLE.- Margarita Cedeño no le aporta glamour a la campaña de Danilo Medina, pues ella decidió el lado contrario: el pueblo, donde están los votos que podrían hacerle falta a una candidatura que empata, pero que todavía no gana. Lo que sí le puso fue pimienta, y desde el pasado domingo, y desde La Arena de Santiago, su trabajo político asumió un giro “pimentoso”, como los merengues que antes eran de enramada y ahora de calle. El candidato Danilo Medina a ritmo del Cata, de La Metálica, con Vaqueró, ni en sueño. Pero ahí estuvieron y de manera resonante. Con decir que ocasionaron las únicas fallas del acto de proclamación. El telepronter, de que tanto se habla, fue afectado por las bailarinas, cuyos violentos movimientos resintieron las laptos y por vía de consecuencias las líneas de los discursos. Del de Medina, pero también de la debutante Cedeño. Como al candidato ya le había pasado, en ese mismo escenario, se hizo más notorio. E igual porque la primera dama, además de hacer historias, habló pausado y le fue más fácil recuperar el tono y el orden cuando se confundió... LA VÍSPERA.- Hay que decir que ambos practicaron en la víspera. Danilo Medina llegó a la Arena alrededor de las once de la noche del sábado y Margarita Cedeño se retiró al filo de la madrugada. Todo estuvo bien hasta los inconvenientes del domingo en una transmisión en vivo. Incluso, hay que aclarar que lo de Medina ahora fue diferente a la ocasión anterior. La otra vez el problema fue de luz, ahora de descuadre. El orador no nace, se hace, y si no que le pregunten a Demóstenes cuyo aprendizaje se hizo leyenda. Las dificultades de ahora no son de dicción, de vocabulario y de gestos, sino de manejo de tecnología. El telepronter, por ejemplo. El hecho de no usarlo no lo afectaría en nada. No le quitaría votos y mucho menos simpatía al candidato Medina. Contrario a los inconvenientes conocidos que afectaron en su momento la fluidez del discurso o la concentración del auditorio. No hay que ser un Leonel Fernández, que se lleva tan bien con ese equipo como si lo hubiera inventado. Aunque la razón es otra. El presidente no habla, actúa, y su histrionismo se supera según el escenario y los elementos que sustentan su exposición... EL CASO.- Muchos consideraron innecesario el acto de proclamación, puesto que después del anuncio hecho el 2 de este mes, su candidatura no era sorpresa. Me recordé que algo parecido sucedió con Leonel Fernández cuando fue escogido por Juan Bosch como su compañero de boleta. Durante semanas se estuvo esperando como algo natural que se realizara el acto, y nada. Tuve que llamar la atención sobre el hecho para que la secretaría de Festejos, o como se llamara, tomara cartas en el asunto. Las razones de entonces fueron diferentes a las de ahora. No siempre el PLD fue tan armonioso y fraterno. Se recelaba de quien terminó siendo Delfín de Bosch, un poco como ahora se hacen reservas con su esposa. Sin embargo, resultó pertinente la ocasión. Ella tenía que comparecer como si fuera la ganadora del American Idol, con un espectáculo que la proyectara y la consagrara. En un país de discordia, y en medio de una campaña electoral, las opiniones no desdeñan del performance de La Arena de Santiago. Se le vio como un pez que solo necesitaba agua para demostrar sus destrezas en nadar... EL EFECTO.- Margarita Cedeño demostró con aquella celebre carta de renunciación que sabía elaborar y poner las palabras de manera que produjeran el efecto buscado. El domingo hizo otro tanto. Habló con el corazón en las manos y lágrimas en los ojos, y muchas mujeres que estaban en el auditorio o en sus casas fueron conmovidas. Las mujeres sin las lágrimas no serían mujeres. El director de cámaras, al parecer no estaba políticamente motivado, pues dejó que se perdiera esa emoción y no le sacó el provecho debido. Cedeño sí fue consciente de que eran sus minutos de gloria y los apuró como si fuera el cáliz de su propia complacencia. Más que su presentación en sociedad política, lo suyo fue una rendición de cuentas como primera dama. De lo que ha hecho depende su gracia, y de seguro que nadie sabía que ese Despacho diera para tanto. Algo así como un gobierno aparte, pero un gobierno bueno. El de la mano solidaria, el que resuelve casos que parecen pequeños pero que resultan grandes para los beneficiarios. Los votos que ella aporte a la fórmula con Medina, serán los votos del agradecimiento...

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