CON MIS OJOS
Receta para hacer un macho
Se debate con frecuencia quién tiene la responsabilidad de que nuestra sociedad -y tantas otras-- esté llena de machos violentos que ni son felices ni permiten felicidad. ¿Es culpa de las madres, que los crían así? ¿Es culpa de los padres, que con lamentable frecuencia ni aparecen por la casa? ¿Cómo se fabrica un macho violento y potencial feminicida? Me atrevo a esbozar algunas ideas. 1. Tome a un bebé varón y niéguele toda ternura: no va a querer usted que sea un “blandito” por añoñarlo tanto, por salir corriendo a cargarlo cuando llora y darle leche de madrugada. Así se imprimirá en su psiquis la noción de que los hombres son duros, y no tienen espacio para sentimentalismos. 2. Anime desde la más tierna infancia a su hijo a ser un hombre que no se amarra a nadie: motívelo a tener muchas novias, a no enamorarse de ninguna y a jactarse de ello. No le quedarán dudas de cómo se debe tratar a las mujeres cuando le toque tener una pareja adulta. Cuando esté más grandecito, no tenga vergu¨enza de mostrarle a sus amantes: llévelo con usted a la visita escondida de mamá para que aprenda que los hombres son de la calle y que una “mentirita” no le hace daño a nadie. 3. Asegúrese de que su “gallito” no friegue un plato, no tienda una cama, ni planche una camisa y no titubee cuando, en la mesa, él exija que se le sirva comida primero que a sus hermanas (que sí deberán fregar, por supuesto). 4. Insulte, descalifique y golpee sistemáticamente a la madre de ese niño. Así aprenderá que al macho de la casa se le “respeta”. 5. Llévelo antes de que tenga bigote a que se “estrene” con sexo de paga. De esa forma, su idea de las relaciones sexuales, el amor, el respeto y la convivencia quedará sellada de referencias claras. Luego bata todos esos ingredientes en una sociedad sin instituciones, llena de impunidad y el resultado va por 202 muertas dizque “por amor”.