Opinión

PENSANDO...

Romper e imitar

El inicio del torneo de béisbol otoño-invernal de República Dominicana tiene sus récords codiciados en una historia de más de 100 años, entre ellos los 105 hits que disparó el importado jardinero de las Estrellas Orientales, Ralph Garr, en la temporada 1970-1971, una marca sin dudas bien difícil de romper. Los once triples de Charley Neal, con los Leones del Escogido, en la temporada de 1955-1956, también lucen inalcanzables. Cuando se habla de pitcheo, “La Montaña Noroestana”, GuayubÏn Olivo, con 86 victorias de por vida y 70 juegos completos, además de 13 blanqueadas, son marcas imbatibles, tomando en cuenta la poca durabilidad sobre el montículo de los lanzadores en este béisbol moderno. Otro récord que luce imbatible son las 53 carreras empujadas de “Su Majestad Azul”, Alonzo Perry, en 1953. Un reconocimiento que honra al pelotero dominicano es el obtenido recientemente por el carismático jugador de Boston, David Ortiz, nombrado ganador del premio “Roberto Clemente 2011”. Este premio se le otorga al jugador de Grandes Ligas que mejor combina la actuación en el terreno de juego, con las obras caritativas fuera del campo. David creó un fondo para la niñez dominicana en el año 2005, formando una sociedad con la Massachusetts General Hospital for Children, en el 2009, extendiendo la misión a la región de Nueva Inglaterra. Los fondos abarcaron 200 cirugías cardíacas, además de servicios pediátricos en el área de Boston. También David Ortiz creó el programa “Papi’s Pal”, para comprar boletos y repartírselos a los pacientes del Hospital General de Massachusetts y estuvo presente en la donación de comidas y provisiones médicas a las víctimas del terremoto de Haití en enero del 2010. Los récords son para romperlos, los premios obtenidos por la sensibilidad social, ¡son para imitarlos!

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