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Exceso diplomático

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Rafael Cordero DíazSanto Domingo

El embajador de Israel se pasó de la raya con su protesta por el apoyo y recibimiento del Gobierno dominicano a las gestiones del presidente de la Autoridad Nacional Palestino a favor de un Estado soberano en el convulsivo Medio Oriente. Con su nota de protesta Moshe Sermoneta olvidó los modales diplomáticos y se ha hecho digno de que se le declare persona no grata. República Dominicana no es una colonia para regirse por pautas que le tracen otros Estados. Es una nación tan libre, soberana e independiente como la potencia más poderosa del planeta y de ahí que se rija por su propia política exterior, tomando en cuenta solo los intereses nacionales. Invitó a Mahomoud Abbas de la misma forma que puede hacerlo con Benjamín Netanyahu o cualquier otro gobernante. De la misma manera en que el Estado dominicano no tiene derecho a inmiscuirse en las decisiones de Israel, tampoco esa laboriosa nación lo tiene para intervenir en los asuntos internos de nuestra Patria. La Carta de la Naciones Unidas (ONU), es muy clara a ese respecto. Las relaciones entre Israel y República Dominicana han sido siempre de mutuo respeto a la autodeterminación por lo que resulta un exceso imperdonable las críticas del embajador Moshe Sermoneta. Tampoco debe olvidar el embajador que los israelíes no consiguieron constituir el Estado que merecen y al que tienen derecho a través del diálogo con sus vecinos árabes, sino de una resolución de las Naciones Unidas. En definitiva, el mismo camino que hoy trilla palestina. Es digno de reconocer, por demás, que bajo el liderazgo de Abbas los palestinos han optado por el camino del diálogo y la diplomacia y no del terrorismo. Ese camino, que evidencia sinceridad, ha propiciado que muchas naciones se identifiquen y abran las puertas al presidente Abbas. Resulta penoso que un pueblo tan sufrido y sacrificado como Israel, que vivió errante durante siglos, rechace por medio de la fuerza o de coartadas diplomáticas que un pueblo hermano, con quien comparte historia, tradiciones y territorio, no pueda gozar también de soberanía y libertad.

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