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ORLANDO DICE...

Relaciones del PRD con la JCE.  Elecciones 2012 no peligran.

OPORTUNIDADEl PRD tiene la oportunidad de mostrarse maduro o desafiar la prudencia y volver a sus reacciones de antaño en que atendía más a los fantasmas que a los hechos reales. La actual situación de la Junta Central Electoral, después de la renuncia de uno de los encargados de informática, se la pone en bandeja de plata. La cita fue normal, y hasta necesaria, pues las relaciones entre el organismo y el partido deben mantenerse en el más estricto marco institucional. En la confianza ñse diceñ está el peligro. El evento crucial son las elecciones, y el PRD sabe que no peligran. El personal subalterno tiene filiación política, o por lo menos fue recomendado, y esa es la mejor garantía de que no puede alterarse el proceso. La actual JCE responde al esquema que extrapoló José Francisco Peña Gómez, de manera que con tantos ojos y en caras diferentes, no se puede burlar la voluntad popular. En el pleno, que es donde se toman las decisiones de más nivel, hay un perredeísta. Incluso, el más difícil de tratar. ¿Con Eddy Olivares ahí como puede hacérsele coca a su compadre y compañero Hipólito Mejía?... CONSINTI”El PRD sabía como los demás partidos de las tensas relaciones entre Miguel Ángel García y Franklin Frías, y nunca las protestó, como si esa convivencia tan difícil fuera la mejor de las normalidades. Tampoco puede decir que conoció por los medios del desenlace de esa confrontación, pues de ser así no estaría muy atenta a sus cartones y cualquier cosa podría suceder en su contra. Cuando se acopian los expedientes de los técnicos y demás empleados de la Junta Central Electoral, se tiene que el partido blanco es una fuerza dominante, y que el PLD podrá tener más en la cúspide, pero no en las distintas instancias. ¿Qué sentido tiene hacer causa común con un necio o provocador como García? Tal vez si hubieran quitado a Frías, o éste hubiera renunciado, el PRD pudiera levantar la voz y demandar. Pero no. Frías es el suyo, o por lo menos fue objeto de sospecha cuando el entonces presidente Mejía intentó la reelección. Es más, fue una jugada con mediación, puesto que Frías no fue sacado de la Junta Central Electoral y mucho menos del departamento... LO DEJARONFranklin Frías debió haber dejado la Junta Central Electoral en el 2003, pues fue quien motivó los escarceos de entonces. Sin embargo, continuó en su cargo como si nada hubiera pasado, cuando cancelarlo era lo más fácil del mundo. ¿Por qué su cabeza siguió en sus hombros y no rodó sobre la base de la guillotina? La razón fue muy sencilla: No hubo más que sospecha, o todavía mejor, se ideó desconfianza como una excusa para integrar a unos ojos más avizores. El PRD conoce esa situación, pues sabe quiénes lo llevaron y bajo qué presidencia. Incluso, el partido blanco se vería muy mal si alborota las avispas en defensa de Miguel Ángel García, puesto que en el 2003 tuvo que aceptarlo como imposición de la sociedad civil. De seguro que a monseñor Agripino Núñez Collado le explicaron, y si se hizo, quedó satisfecho, pues hasta ahora se mantiene al margen de la discordia, sin intervenir en el affaire, cuando fue por gestión suya que García se convirtió en un rey sin corona. Los sectores, todos, conocen el origen, el desempeño y no pueden sorprenderse ni fastidiarse por el desenlace... LOS LOBOSEl PRD, por tanto, tiene que pasar la prueba y demostrar que los tropezones le hicieron levantar los pies. Y si no tropieza, tampoco se va a tierra. El problema no está en la Junta Central Electoral y los conflictos de personalidad de dos de sus funcionarios. El problema está en los lobos que cercan el organismo y que quisieran volver a condicionarla como en el pasado reciente. El intercambio entre sus comisionados y los miembros fue satisfactorio, aun cuando al salir dieron a entender lo contrario. Pero bueno, al político no se le puede negar nunca que haga política, y los políticos siempre creen que las aguas revueltas dan ganancia a los pescadores. A ellos mismos. Vio por dentro lo que había, confirmó lo que ya sabía, de manera que no tiene porqué poner zancadillas y hacer caer a nadie, sino favorecer la normalidad. Si lo que proclaman sus voceros es verdad, de que su candidato está a la cabeza en la preferencia de los electores, y las encuestas aseguran lo mismo, no le conviene alterar un orden establecido. A modo de consigna, el PRD debe aceptar lo que le favorece: Lo diga el pleno es lo que va...

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