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ORLANDO DICE

El PRD parece que persigue al toro que no es en la campaña

CONVENIENCIA.- A Danilo Medina podría convenirle que los responsables de la campaña de Hipólito Mejía sigan persiguiendo al presidente Leonel Fernández por lo que dijo en una reunión de peledeístas en Nueva York. La estrategia tiene que ser improvisada, como la del músico que llega tarde a los ensayos, pues nadie sabía por anticipado que iba a producirse esa comparecencia o en las condiciones de secreto revelado. Incluso, significa que no hay nada determinado y que se irá asumiendo el día a día de acuerdo a cómo se presenten las contingencias. En ese aspecto la campaña de Medina podría ganar muchas batallas inesperadas, pues se la supone mejor elaborada y decantada sin prisa. Dicen que Mejía volverá a viajar a Estados Unidos, de manera que la cancha será de Medina por más tiempo. No puede aplicarse de manera mecánica que “quien va para villa, pierde su silla”, pero no hay dudas de que descuidar por mucho tiempo el espacio ganado, aprovecha al oponente. La experiencia reciente es de que si Mejía no está al frente de los trabajos, el buey se aburre y se recuesta... EL SABOR.- Como se vislumbra el panorama, a Hipólito Mejía le corresponde bajar en la preferencia de los electores y a Danilo Medina subir, pero solo si el primero hace cosas malas, y el segundo, buenas. Viajar no puede ser nada malo, mucho más si el propio Medina hará otro tanto. Igual, estarse en el mismo lugar no aprovecha a menos que se proceda adecuadamente. A la campaña de Medina le falta algo, y lo peor es que ese algo nadie lo tiene claro. No es sal, tampoco pimienta, pero la salsa no tiene el sabor agridulce que agrada al mayor número de comensales. Si se olvidan de él y se dedican a perseguir al presidente Fernández, le harían un gran favor. Le darían tiempo para combinar o intentar otros condimentos. Con el mandatario no habría problema. Más no puede bajar, y si lo hiciera, siempre hay que recordar que no es candidato, y mucho menos siamés de Medina, de que cuando uno hace algo, el otro también. Además, no debe olvidarse que esa nueva estrategia podría tener doble filo, y cortar de ambos lados. El jefe de Estado es un político de gabinete, pero también es bueno en la calle y sabe cómo provocar al contrario... EL CAN.- Esa persecución contra el presidente Fernández podría ser un espacio de diversión para un público que se aburre esperando los verdaderos eventos, pero igual una equivocación para el PRD que busca cohesionarse recurriendo a engaños. Sería más que una torpeza y una pérdida de tiempo consentir en que sus declaraciones en Nueva York puedan constituir un eje de campaña. Un día está bien, dos igual, pero creer que lo pueden acorralar como un animal herido es no conocer la dinámica de la política y mucho menos el país que sirve de escenario a la campaña. Los estrategas calculan mal, y todavía peor si encargan de esa tarea a la gerontocracia del partido. ¿Acaso no fue con recursos del Estado que el presidente se impuso en el 2008? Ahora será más sofisticado o menos evidente, ya que al no ser candidato, toda obra que adelante o concluya cae dentro del ejercicio normal de gobierno. ¿Qué efectos pueden tener en el ánimo de los votantes los ataques que se le hagan por cumplir sus promesas a la población? No hay dudas que favorables... EL TORO.- El gobierno tiene con su propio presupuesto una dependencia que se ocupa de dar comida cruda u otra de dar comida cocinada. Igual tiene un programa con fondo aparte para dar beneficios diversos a través de tarjetas. De manera que los 40 mil millones de pesos de la Presidencia tendrán rendimientos de campaña, pero no a la de Danilo Medina, sino del propio jefe de Estado. Las elecciones del 2016 bailarán una que otra pieza, y puede que en salón, pero también en enramada. El presidente Fernández tal vez no tenga visión de estadista, como dicen sus opositores, pero sí olfato de político. Piensa que no podrá levantar un gran edificio dentro de cinco años, sino coloca algunos blocks desde ahora. Juan Bosch, cuando era perredeísta, hizo un cuento que todavía se recuerda por su advertencia y sabiduría. El de un hombre con la vista extraviada que huía de un toro bravo, y que se alegró al alcanzar una ventana. Solo que saltó por la ventana que no era y se encontró con el toro que sí era. Algo parecido podría estar ocurriendo a los perredeístas. Están persiguiendo al toro que no es...

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