Opinión

PANCARTA

Otra humorada: El PLD ‘es un partido democrático’

Raúl Pérez Peña (Bacho)Santo Domingo

La semejanza, similitud y equivalencia entre el PRD y el PLD es en todos los sentidos. En lo moral, son idénticos como dos gotas de agua. Por ejemplo, en las graderías del PRD se oyen críticas sobre los recursos que reciben los diputados del PLD, pero sus colegas de la bancada blanca no rechazan el peaje y otros ingresos que entran por la izquierda. Es lo mismo a lo interno: se comporta igual el diputado pro Miguel Vargas que el seguidor de Hipólito. Si se trata de negocios voluminosos, es lo mismo. Tiran para no fallar, como el par de suplidores de vehículos, uno blanco y otro morado, que guisó en Santiago recientemente. Hace unos días fue convocada la cúpula del PLD que tiene la responsabilidad de trazar pautas con fines de enderezar entuertos y la misión estatutaria de garantizar el carácter “democrático” del partido. Pero en los partidos aplica también la célebre máxima “plátano maduro no vuelve a verde, y el tiempo que se va no vuelve”. Ni nostalgia queda de aquella norma que postulaba “servir al partido para servir al pueblo”. Esto se traduce a los que, gracias a la politiquería, hoy disfrutan fortunas multimillonarias, tras un pasado de olla y calamidades. ¿Respecto a sus cuadros directivos, cuál fue la más contundente resolución del máximo encuentro morado...? Cinco años más y después hablamos. Estamos entonces ante una reiteración flagrante de la naturaleza antidemocrática del PLD, como partido opuesto enfáticamente a la renovación de sus estructuras y de su liderato de base, medio y superior. Con motivo de las pasadas elecciones, tanto el PLD como el PRD pusieron de manifiesto su respectivo desprecio a las bases y a los integrantes, mujeres y hombres, que reivindican su derecho a elegir y ser elegidos. Ya dijo un disidente del PRD que en ese partido las bases son “para pisarlas” igualito que en los juegos de pelota. Mientras la puja entre la tendencia de Miguel Vargas y la de Hipólito Mejía delata un solemne irrespeto a las bases del PRD, constituye una humorada, (burla morada) para reír a mandíbula batiente, afirmar que el PLD “es un partido democrático”.

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