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Patrioterismo bancario

José Manuel López Valdez, el banquero sin banco, presidente de la Asociación de Bancos Comerciales de la República Dominicana y principal vocero de la citada asociación, se ha convertido en una deriva inesperada, en el defensor de la colosal asistencia por parte del gobierno perredeísta a las quiebras bancarias por la vía fácil e irresponsable del dinero inorgánico, y la consecuente catástrofe financiera del Banco Central. Paradojas de la economía: el desastre bancario fue de tal magnitud que hizo más fácil, no más difícil, que la banca dominicana saliera bien parada de la crisis, si acatamos la tesis con que defiende el señor López, el “patrioterismo económico del campeón de la causa” que lo autorizó. Hemos notado un silencio resignado en los demás directivos quizá porque sea vocería única, pero los que creíamos ya superado ese debate de la no idoneidad de tal decisión, y que, precisamente, no ha sido el motor de la recuperación de la economía después de pasar por el estallido del escándalo, no salimos del asombro. Hasta se equipara la mano tendida a la cascada bancaria del 2003, con las medidas adoptadas por el Gobierno norteamericano que ayudó al sistema bancario contaminado a limpiar su entorno sin quebrar la Reserva Federal norteamericana. Para el caso dominicano se deduce de las declaraciones del señor López Valdez que, el “Banco Central hizo lo correcto para que un máximo de personas de todos los estratos económicos pudieran salvar sus patrimonios”. Las consecuencias de los resultados es que hay motivos de agradecimientos de familias poderosas que recuperaron sus activos; también que se puso a prueba la capacidad de imponer “sanciones a las intervenciones más siniestras”, según el Gobierno que lo ejecutó, a los directivos de los bancos quebrados. Aquella actitud cesárea replicaba a quienes le exigían que “les daría más leña” que, en su opinión, era preferible a que se dieran el gustazo, “los blanquitos acusados de salirse con las suyas”. Sin embargo, “salvar el sistema” ha sido una “victoria” con sombras, pues la cifra de afectados fue todo el pueblo dominicano que ha tenido que cargar con el déficit que arrastra el Banco Central. Y para confirmar el aserto, de la recuperación de activos del Bancrédito, el Banco Central sólo alcanza a recibir 64.33%. El discurso de López, minuciosamente preparado y sopesado, tiene una triple significación para el ex presidente que se ha despachado a gusto y sin límites de tales declaraciones, no importándole que su gobierno terminara superado por la situación nacional y en un estado que podría decirse sin sonrojo de condiciones apestosas, veamos: la de un cambio de culpación por uno de exculpación; la de una ambición (restaurar la imagen de un gobernante que fracasó en su gestión, y devolverle su capacidad de influencia en su díscolo partido político), y, finalmente, el desafío personal de asumir el “retorno como único salvador del desastre nacional”. Claro, para que se cumplan, habrá de producirse el próximo y crucial movimiento entre dos visiones, que precisamente no fortalecen la convivencia partidaria gracias a sus lógicas desavenencias, y la más difícil, la decisión de un pueblo que se resistirá a validar el desatino desafiante.

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