Opinión

Dos maestras ejemplares, in memóriam

José Miguel GermánSanto Domingo

Los que nos educamos en las aulas banilejas en los años 50 y con nosotros nuestros hijos, amigos y familiares, nos hemos estremecido ante la muerte con menos de 10 días de diferencia, de las hermanas Thelma y Antonia Luisa Bucarelly, porque casi todos, hembras y varones fuimos alumnos de ellas o de sus dos hermanas sobrevivientes, Ángela y Colombinita. Tenemos que usar nuestra imaginación o buscar entre nuestros recuerdos para poder valorar lo que significó para Baní el hecho de estar cuatro profesoras, hermanas, dando clases en diferentes tandas, repartidas en las pocas escuelas que había en Baní en esa época. Murió primero Thelma el jueves 1ro. de este mes y al viernes siguiente Antonia Luisa; si es mucho dolor para los hijos de ambas, hemos de imaginarnos por lo que estarán pasando Ángela y Colombinita, así, sin el Doña que se han ganado y se merecen todas ellas y que muchos de sus alumnos no usan en privado, porque son como parte de sus familias, tiene que ser un dolor terrible, porque ellas que fueron muy unidas. Los banilejos de esos años, sobre todo los que fueron sus alumnos, han sentido tremendamente estas muertes, porque adicionalmente, sus hijos y sus esposos fueron sus amigos. Sin embargo, a pesar del dolor, los ex alumnos y ex compañeros de trabajo de Doña Thelma y Doña Antonia Luisa están tranquilos, porque en una noche memorable hace seis años, en vida, les prepararon un sentido homenaje, ahí les dijeron cuanto las querían. En ese acto estuvieron junto a su familia las cuatro hermanas, Ángela, Antonia Luisa, Thelma y Colombinita, sonrientes, alegres, toda una noche recibiendo la gratitud y el reconocimiento de los banilejos. Haber llegado desde Azua y dar clases fue la parte simple de lo que hicieron, se ganaron el alma del pueblo porque se parecían mucho a nuestras madres: honestas, trabajadoras, consejeras, inteligentes, prudentes, tolerantes pero firmes, dulces, muy dulces en el trato, buenas esposas y buenas madres, así fue como las conocimos. Hubo mucho dolor, cuando hace apenas unos días se corrió la voz: murió una de las profesoras Bucarelly, y entonces, como eran “maestras todas”, venía la puntualización necesaria, “Doña Thelma” la rubia, la alta; mas de una lágrima hubo de haber rodado por las mejillas de una alumna ya no tan joven. Ahora, con la muerte de Doña Antonia Luisa hubo una especie de estremecimiento, costaba trabajo creerlo. Porque no es un caso común la muerte de dos hermanos así, puede decirse una detrás de otra. Todos quisimos en ese momento estar para poder abrazar a sus hermanas, sus hijos y a sus nietos. Hoy aquí en esta tierra que ellas amaron y adoptaron como suya, queremos decirles que valió la pena que pasaran por esta tierra de dolores y sacrificios, que agradecemos a Dios que nos las regalaran y llegaran un día a las escuelas banilejas a dejar sabiduría, ejemplo y cariño, que ellas marcaron positivamente a muchos jóvenes banilejos de más de una generación. Somos muchos los que hoy sentimos que debemos compartir nuestra gratitud por su optimismo, su alegría, su altivez, su generosidad y por su ejemplo y decirles a todos, hermanos, hermanas, hijos y nietos que su dolor es nuestro dolor, porque como ellos las quisimos mucho.

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