UMBRAL
Leonel y la reelección
2 de 2 Tras el vendaval que azotó la economía dominicana durante la gestión siguiente, en la que se perdieron los empleos generados en la administración pasada, escapó la inversión extranjera, quebraron grandes, medianos y pequeños empresarios y se generó pobreza y pobreza extrema, volvió Leonel al poder y en los primeros meses la economía inició un espectacular proceso de recuperación, al punto que al evaluar el desempeño del primer año de gobierno escuché decir a un representante de los organismos financieros internacionales: “Hemos pasado de un círculo vicioso de incertidumbre a un círculo virtuoso de recuperación, crecimiento y esperanza”. Leonel logra reelegirse en 2008 y la crisis alimentaria global es el primer escollo que debe enfrentar, pero no se supera la primera y llega la crisis financiera mundial; ambas las sortea con éxito, y como si fuera poco lleva a los foros internacionales propuestas orientadas a terminar con el mal estructural del que aún no se sacude el planeta. Con ello sigue afianzando su liderazgo regional, manifiesto en la Cumbre de Río celebrada en el país, en la que reconcilió a los presidentes Correa, Chávez y Uribe, y en el papel que desempeñó en el SICA y la OEA frente al golpe de Estado perpetrado contra Manuel Zelaya, acciones que le merecieron el calificativo de “ancla del Caribe” por parte del Presidente alemán durante su visita al país europeo. La construcción del Metro de Santo Domingo, mega proyecto destinado a conjurar la vieja situación de caos en el transporte público de pasajeros y la redacción de una nueva constitución ajustada a la realidad de una sociedad que se ha transformado desde 1966, son sus obras más importantes en tres períodos. El nuevo Contrato Social, que a decir de algunos juristas latinoamericanos es la constitución más garantista de la región, prohíbe la reelección presidencial. Sabe la sociedad, saben los constituyentes, sabe Leonel Fernández que, independientemente de las interpretaciones que se quieran hacer del texto para abrir una brecha a la reelección, el espíritu no reeleccionista primó a la hora de la redacción, por lo que el presidente, hombre inteligente que a fuerza de experiencia se ha convertido en un estadista, no enlodará las páginas que la historia está escribiendo sobre él, porque es consciente de que en el 2016 puede retornar para seguir añadiendo líneas que lo consagren como el Presidente que afianzó la institucionalidad democrática, impulsó la modernización y el desarrollo de la República Dominicana y la insertó en el concierto de naciones. ¿Puede tener el pueblo la última palabra? ¿Renegará el padre de esta Constitución moderna y garantista de su creación? Con el aparante resquicio que dejó abierto, Leonel inicia una movida que procura mantener a peones y arfiles evitando el vacío que se crea cuando el rey se va, y a las torres firmes, para que su edificio se mantenga en pie y sin ralladuras hasta el 2012 para ocuparlo de nuevo en el 2016.