LÍNEAS DE GUERRA
Good Bye, Mr. Keynes
Diferentes caminos, distintas velocidades. Así puede resumirse la Cumbre del G-20 celebrada en Toronto el fin de semana. Las 20 economías más industrializadas y emergentes se reunieron por cuarta vez después que estalló la burbuja inmobiliaria el 25 de agosto de 2008. Con posiciones encontradas entre Estados Unidos (enfrentar la crisis con amplios programas de estimulo económico) y Europa (reducir el déficit y dejar que el sector privado impulse la recuperación económica) la cumbre marcó el fin del consenso keynesiano y el inicio de la era del desacuerdo entre las grandes potencias. Barack Obama llegó precedido por la reforma financiera más amplia desde la Gran Depresión en 1929, invitando a los demás países a usar su modelo. Europa, con la vocería de la canciller alemana Ángela Merkel, entró a escena procurando austeridad, con el default de la economía griega como telón de fondo y el temor de los países de la zona Euro de un efecto contagio que tirase abajo su moneda. El debutante David Cameron, primer ministro inglés, en un artículo publicado por el diario canadiense Globe and Mail expresó: “las cumbres no cumplen con el bombo y las promesas hechas. Se gasta mucho dinero en organizarlas, las ciudades anfitrionas se ven perturbadas durante días o incluso semanas y aunque se intercambian buenas intenciones en conversaciones productivas, rara vez esas intenciones se cristalizan en acciones globales reales y tangibles”. Y tiene razón: el evento costó mil millones de euros al gobierno local de Toronto. Con esa suma se habría evitado la muerte 48 mil madres y 840 mil lactantes o darle acceso a agua potable a 50 millones de seres humanos. La reunión culminó con cada quien por su lado, poniendo como meta reducir a la mitad el déficit para 2013. Mientras, la crisis sigue avanzando: según el más reciente informe de la ONU en el planeta hay 240 millones de desempleados, cifra record. Insisto: los líderes del globo se niegan a tomar el toro por los cuernos cambiando radicalmente un modelo que solo deja a su paso hambre, pobreza y miseria.