EXPRESIONES
Por el Suroeste
El estado de deterioro en que se encuentran las carreteras, caminos vecinales y las calles de la mayoría de los pueblos de la región Suroeste es inaceptable. Cuando las autoridades de Obras Públicas anunciaron, en coordinación con la Federación Dominicana de Municipios, el inicio de un programa de bacheo y reparación de calles y carreteras, los residentes en la zona sentimos alegría. Muchos síndicos, que según la información serían tomados en cuenta, anunciaron que por fin las calles de sus comunidades y sus carreteras y caminos recibirían el asfalto esperado por años. A meses de aquel anuncio todo sigue igual. La carretera que une a Barahona con la ciudad de Neyba no puede estar en peor estado. Los vehículos que la transitan ya no soportan más reparaciones y quienes residen en sus proximidades han tenido que aprender a convivir con el polvo y el lodo. La vía que une a Pedernales con Barahona, hace años que requiere de una reparación total. Una zona turística, productiva, atractiva en todos los sentidos no puede ser visitada con la profusión que demanda debido al mal estado de su principal vía de acceso. Y si nos adentramos en el interior de las provincias suroestanas, la situación no puede ser peor. No existe un camino vecinal en condiciones, aunque se vive de la agricultura. Por eso es difícil llegar hasta Las Mercedes, Los Arroyos, Aguas Negras, Los Pinos, Pino Fresco, Honduras, Guanarate, etc. Pero, si usted decide visitar lugares tan atractivos como Las Barias, Las Marías o el Lago Enriquillo debe recurrir a un vehículo de doble tracción, porque la carretera tampoco está en condiciones y un carro, jeepeta o minibús puede dejarlo a mitad del camino. En definitiva, el Sur, además de la presa de Monte Grande para evitar que el Yaque del Sur arrastre cultivos, viviendas y propiedades cada año, demanda con urgencia un programa de asfaltado, bacheo y reparación urgente de calles, carreteras y caminos vecinales. No atender esta demanda sería empujar a sus moradores a exigir esto mediante otras acciones, con su secuela de daños posteriores. Escuchemos la voz de los sureños y no sigamos ignorando a esta región humilde trabajadora.