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Einstein, Leonel y los ganaderos de Duvergé

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Silvio Herasme PeñaSanto Domingo

El presidente Leonel Fernández proclamó muy feliz y sonriente el pasado 27 de febrero en el salón de la Asamblea Nacional un juicio de Einstein sobre el criterio con que se debe enfrentar una situación de crisis. Diría el afamado científico creador de la “Ley de la relatividad” y de la fórmula que permitió dividir el átomo, que una “gran crisis es una buena oportunidad para las mentes optimistas y emprendedoras”. Ninguna crisis es más grave para una comunidad, en cualquier confín del mundo, que la aniquilación inusitada de su medio de producción y de sustentación. Esa es la situación que atraviesan desde hace un tiempo para acá los habitantes y productores de las inmediaciones del lago Enriquillo que ha recuperado buena parte de su hoya ancestral. Miles de tareas que la reducción del lago, durante décadas o quizás más de cien años, había despejado en un recogimiento que en un momento se temió que podría llegar a secarse, fueron reocupadas en cosa de pocas semanas. Sin embargo, entre unas tormentas violentas y un funcionario indiferente y poco imaginativo, se combinaron para que se produjera el fenómeno que ahora ha sumido en la miseria a productores agropecuarios que vivían de crianza y cultivos en más de 200 mil tareas en el entorno del espejo de agua. pues las crecidas de ríos y arroyos de la región se escurrieron hacia el lago. “En tres días” me dijo Tibaldo Ramírez, “las aguas del lago ocuparon las dos fincas de mi familia que se extendían por l,400 tareas” . Y no es el caso de Tibaldo y su esposa Niní, sino de decenas de propietarios ganaderos de las proximidades del lago. Ese matrimonio abandonó la vida de la capital para reinstalarse en su pueblo natal y “echar p’alante”, pero el “tiro le salió por la culata” porque nadie contaba que el Indrhi iba a permitir que las aguas del río Yaque del Sur, se vaciaran todas hacia el lago en lugar de desembocar en el mar. Lentamente las aguas del lago han bajado unos siete pies, según me dijo Tibaldo, pero recuperar las tierras, agregó, sería cosa de 30 años…”no creo que nosotros lo veamos”. ¿Cuántos ganaderos han sido afectados por esta situación tan grave?...le pregunté a Tibaldo que producía unos 200 litros de leche diariamente, y él me respondió que toda la estructura productiva de Duvergé operaba sobre la base de la crianza de ganado. En Duvergé no hay agricultores, no hay tierras en donde desarrollarla. Toda la población local había levantado su forma de vida alrededor del ganado…era como “su tecnología rudimentaria”. Que ha pasado de generación en generación. Al momento de crecer las aguas del lago hasta las fincas ganaderas de Duvergé, allí operaba un grupo productivo de 115 propietarios y más de 350 empleados entre veteranos y de nuevas experiencias, que producían leche por valor de 1.5 millones de pesos mensuales. Aparte el mercado de semoviente se calcula que era de unos 400 animales mensuales, que producían unos 6 millones de pesos que entraban a la comunidad que apenas debe contar con unos 35 mil habitantes. La gran crisis de Duvergé no deviene de la caída del sistema financiero internacional, que era a lo que se refería el presidente Fernández en su discurso citado del 27 de febrero ante la Asamblea Nacional, sino de un hecho fortuito originado en la naturaleza de la región y en la incuria e indiferencia de Héctor Rodríguez Pimentel, a quien ahora le han apodado “Satán” en Duvergé, por no haber reparado el dique que controlaba las aguas del rio Yaque cusante de su quiebra económica. La crisis, pues, no es inventada. Es real y golpea impiadosamente a toda una comunidad que desenvolvía su vida con toda normalidad y enviaba sus hijos a estudiar en las universidades. Esa posibilidad se ha limitado inmensamente. La oportunidad que sugirió Einstein y que acogió el Presidente de la República el 27 de Febrero, al tratar el tema de la crisis económica internacional, se aplica con todo rigor ahora en el caso de Duvergé y de todas las comunidades alrededor del Lago Enriquillo. Pero Duvergé es la que disfruta de una cultura antigua en el manejo de ganado y es la que debe recibir la asistencia oficial -que no es de dádiva- , como ellos reclaman, sino créditos blandos que les permita recuperarse con un estilo de producción ganadera más seguro y ahora mas moderno. Cooperativas o empresarias comunitarias e individuales pueden ser el programa del gobierno, pero tiene la perentoria obligación de acudir a favor de una comunidad trabajadora que ha sido privada de su medio de vida. En definitiva -nos parece- ese es el deber de gobernar; encausar el progreso de la sociedad y asistirlas en los momentos de penurias, aflicción y dolor. Duvergé necesita la asistencia del Estado para salir del marasmo que le ha creado el crecimiento de las aguas del Lago Enriquillo. Y junto a Duvergé, también Villa Jaragua, Las Clavellinas, Los Ríos, Postrer Río, la Descubierta y Boca de Cachón. Al menos ese es el compromiso del presidente Leonel Fernández planteado con toda formalidad en la ceremonia más elevada de la Patria: Su Informe a la Nación del27 de Febrero. Señor Presidente: Usted tiene la palabra.

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