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En el corazón de la auyama

El jueves 6 de agosto pasado, la televisión norteamericana celebró durante todo el día, la noticia de que el índice de desempleo había bajado de 9.5% a 9.4%. Eso significaba que de 325,000 desempleos que se esperaban, solo se fueron a la calle, nada menos que 247,000, o sea, cual México, una cierta forma de “cantar las penas y llorar las alegrías”. Las estadísticas son frías y las noticias llegan para ser olvidadas en el próximo cambio de comerciales. Pero ir allí, pasearse por los centros comerciales y pequeños negocios, hablando con propietarios y empleados, es decir, meterse “en el corazón de la auyama”, es lo que permite apreciar el panorama real. Los “malls” Sawgrass, Aventura y Galerías (de más alto nivel que los dos primeros), son lugares donde a mediodía resulta difícil encontrar una mesa para almorzar en sus “food courts”, o áreas de restaurantes. Vaya ahora y verá un 30% disponibles a cualquier hora. En las tiendas, los empleados con cara de asustados, mueven mercancía de un lado a otro, para más tarde volver a ponerla donde estaba, con el fin de hacerse notar útiles. Y es que la mayoría de la gente está por allí paseándose pero no comprando. Los jóvenes se mueven en los pasillos porque utilizan el lugar como punto de encuentro. Sears ofrecía un especial de zapatos de marcas reconocidas, con 25% y 30% por debajo de sus precios reales, pero aquello estaba vacío. Por su parte, la gran tienda Macy’s de Galerías Mall, tenía unas ofertas increíbles en ropa de primera calidad, amén de un descuento de 10% para los extranjeros, pero lucía desierta y, al menor movimiento, tres empleados me abordaban con interés de servir. (Antes había que salir a buscarlos si necesitabas ayuda). Dolphin Mall fue el lugar donde noté más movimiento de compras y alta presencia de visitantes dominicanos. Muchos pequeños negocios de Allapatah, han cerrado y otros anuncian inminente quiebra, porque no pueden pagar empleados ni alquiler. Cuando se habla con los dependientes, se les nota un rostro angustiado, por el temor a ser incluidos en la próxima lista de cancelados. Los números son fríos. Hay que vivir aquello en carne viva y hablar con los ciudadanos, para entender la envergadura de lo que está viviendo Estados Unidos hoy. Y si nos vamos para España, ¡ahí es que esa pintura es dura!

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