Voz de Cocco

Con su preocupación y la advertencia que hace sobre la corrupción y otros males evidenciados en áreas importantes de la administración pública, Miguel Cocco cumple a cabalidad el papel de vigilante y garante moral que el presidente Leonel Fernández y las circunstancias han puesto en sus manos. Cuando Miguel habla, con la responsabilidad y la autoridad que le caracterizan, es porque mucho ha visto y ha oído, lo que debe llevar a la autoridad máxima de la nación, el presidente Fernández, a escuchar la clarinada, porque de eso se trata, y dar un paso en firme al frente. El Jefe del Estado, sin hablar de “relanzamiento” de su gobierno ni de dar un golpe de efecto, que es conveniente y ayuda al apuntalamiento de la imagen, debe ñcomprobados algunos hechos o sospechas- dar un ejemplo contundente, uno solo, para que sirva de escarmiento y guía para el resto del equipo oficial. Es opinión acentuada que, en muchas áreas y en muchas cosas, el presidente Fernández está solo, que no le están haciendo caso, y que lo están engañando. A la exhibición de “opulencia” referida por Cocco, se agrega la prepotencia de gente incomunicada, que no recibe a nadie ni resuelve nada, que no funciona, en otras palabras, dando pie a irritaciones innecesarias de compañeros, de amigos y de relacionados del propio entorno oficial o sirviendo de materia prima para muchas protestas en la población que, dirigidas éstas o no, pudieran ser evitadas. ¿Por qué el amigo Presidente, que ya cumplió con un sinnúmero de “compañeros”, que no tiene deudas con nadie que importantizó y reconoció, no se sacude de alguna gente que la sabiduría popular dice que le hace daños a su obra?. Quien no ayuda ni protege al Presidente, no lo quiere. Entonces, procede la mano “sancionadora y dura” que plantea Miguel, referente ético del gobierno y amigo hasta el sacrificio de su salud, y quien, a tono con las prédicas y enseñanzas de Bosch que él mismo recuerda, desea que el PLD y Leonel queden bien con su mentor y con la historia.