Opinión

ORLANDO DICE

El PRD en el trance de que la táctica se trague la estrategia

Entre dosLos bloques unificados de senadores y diputados del PRD iniciaron el pasado viernes el proceso de estudio del proyecto de reforma constitucional artículo por artículo, y de entrada lograron una unanimidad y una discrepancia. Decidieron que Roberto Rodríguez y Ruddy González hagan de voceros, que son sus actuales funciones, de manera que no se arme un caos a la hora de presentar la posición oficial del partido. Aunque también se aprobó que otros puedan intervenir en los debates cuando tengan especial interés en un tema. Se están cuidando, por tanto, de no incurrir en el viejo vicio de reproducir la Babel, donde cada cual habla su propia lengua. Sin embargo, el afán de confrontación se impuso de una vez. Incluso, lo hicieron sin disimulo. Lo correcto era que trabajaran siguiendo un orden, pero se dejaron ganar por el ánimo que predomina en las reuniones de los organismos, de medir fuerza, y se fueron derecho al artículo 104 que define las posibilidades de otro período. ¡Oh, sorpresa! Los seguidores de Hipólito Mejía ahora son antireeleccionistas. Rafael Calderón planteó una fórmula que haría imposible que Leonel Fernández pueda intentar en el futuro. Los de Miguel Vargas se deslizaron y creen que llegan “safe” con un transitorio que cierre el paso al jefe del Estado. El problema no es la Constitución, sino el presidente Fernández... AhoraSobre el proyecto de reforma a la Constitución se dijeron muchas cosas que ahora podrán comprobarse, pues no hay espacio para fábula ni ocasión para confundir. Está en las manos que tenía que estar, y habrá que ver si los asambleístas aceptan que se les monitoree desde fuera o reniegan toda manipulación exterior. Cada partido tuvo oportunidad de orientar a sus legisladores, del mismo modo que pudieron llegar a los acuerdos que fueran posibles. Sin embargo, no se le pueden quitar los ojos al Cristo, pues los dominicanos dejan todo para último, y no es verdad que a la hora de la verdad no van a producirse acercamientos, e incluso entendimientos, entre las fuerzas más disímiles, como PRD y PLD. Si el PRD se tirÚ al agua, sabe que tiene que nadar, y que deberá hacerlo a contracorriente, pues se dejó ganar por el tiempo. El PLD tiene la secreta ambición de imponer su dominio, pero nunca es tarde si la dicha es buena, y la circunstancia podría obligar a ceder a cambio de establecer consensos. Los perredeístas ladran, pero siempre lo hacen a la luna, y nunca muerden. Están haciendo esfuerzos por unificar posiciones, pero se dan cuenta de que la Asamblea Revisora no durará un día o una semana. En esas condiciones, la entereza o la integridad se hace difícil de mantener. En caso de que haya que pactar ¿lo harían como partido o como bandos?... SobreactuaciónLa anterior es la pregunta del millón, y vale hacerla porque los grupos del PRD se notan muy salidos de madre en relación al gobierno, como si estuvieran en competencia por ver cuál es más crítico de la actual gestión. Incluso, ese desenfreno se hace sospechoso, pues algunos pronunciamientos dan la impresión de una sobreactuación. Decía una maga española en estos días que a los políticos se les acabaron los trucos, y por eso, quienes se dedican a la magia, tienen tanto público. Verdad entera. Ellos quieren que la gente atienda a sus palabras, y hay que observar sus gestos, pues unos dejan sin efecto las otras. Refería en el primer bloque como los bandos del PRD debatían alrededor del artículo 104 y las posibilidades de la reelección. El texto final no será el que quieran ellos, sino el que conceda el PLD. ¿Dará el oficialismo algo a cambio de nada? De poder, antes que ayudar a la convivencia de los perredeístas, atizaría el fuego de sus diferencias. ¿Jugaría el PLD con las dos cartas (Mejía y Vargas al mismo tiempo) o se decidiría por la que entienda más capital (Mejía o Vargas, como cosas distintas y apartes) ? Andan tantos decires por las calles que sería bueno no hacerse el chivo loco y aplicar la vieja sabiduría de que cuando el río suena..., pues entre las virtudes de los perredeístas está no ser baúl de nadie. Además, si Mejía y Vargas tienen conciencia del trance en que se encuentran, saben que no pueden permitir que la estrategia de uno se trague la táctica del otro. El gobierno es el aliado a distancia imprescindible...

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