Opinión

FIGURAS DE ESTE MUNDO

Sor Juana Inés 

Por decidir consagrarse a la sabiduría, sor Juana Inés de la Cruz, de México, fue objeto de críticas de la sociedad mundana y la Iglesia en el siglo XVII. La gente sostenía que la literatura era impropia de una mujer y, más aún, de una monja. Clérigos, monjas y hasta su propio confesor intentaron disuadirla de escribir. Pero su pasión venció todas las dificultades, y muy pronto brillaba con el fulgor de su talento como la más relevante figura de la literatura barroca hispanoamericana. Su inteligencia, ternura, sentido del humor rezuma en sus romances, décimas, sonetos... como esta inolvidable redondilla, espontánea e ingeniosa: “Hombres necios que acusáis/ a la mujer sin razón,/ sin ver que sois la ocasión/ de lo mismo que culpáis”. En el convento de San Jerónimo, sor Juana Inés de la Cruz tuvo sucesivos tropiezos de personas que debían animarla. Por ejemplo, a instancias del obispo de Puebla, rebatió sabiamente a un gran orador jesuita en su “Carta atenagórica”. Los efectos fueron nefastos, y sobrevinieron para la monja tiempos tormentosos. Algunos ilustres intelectuales la elogiaron, pero muchos le retiraron su amistad. El resultado de aquella intriga fue la aparición de la página más extraordinaria e interesante de sor Juana Inés de la Cruz: “Respuesta a sor Filotea de la Cruz”, una especie de autobiografía espiritual, todo un manifiesto, el primero escrito en América en defensa de los derechos de la mujer. Pues, como seguidora de Cristo, se oponía a todo tipo de discriminación humana, según dice San Pablo: “No hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos sois uno en Cristo Jesús”.

Tags relacionados